Desde hace cincuenta años, Cruz Moreno Seijas, viene ejerciendo el periodismo. Él cuenta a partir de 1963 que es cuando la redacción del periódico lo toman en serio y le publican la primera noticia remunerada. Entonces para ser miembro de la Asociación Venezolana de Periodistas (AVP) y él lo fue, era uno de los requisitos que el periodista viviera de la profesión.
Pero Moreno había puesto en práctica y a prueba su vocación desde mucho antes, cuando su hermano mayor que era linotipista del diarioEl Bolivarense lo adoptó como ayudante. Entonces barría el taller y colocaba los lingotes de plomo recién salidos del crisol del Linotipo en la dura mesa de imposición.
Antes de aprender a redactar con los rudimentos primarios de su educación escolar recibida en Maturín se sumergió en el ardoroso ambiente de la impresión en caliente donde los gráficos se entendían o comunicaban con un lenguaje muy propio que el periodista de hoy seguramente ignora.
En ese lenguaje que al principio le parecía enrevesado, Moreno aprendió el significado de los vocablos chivatear, regletear, galeras, interlineados, bastardillas, miriñaque, rastrillo, picas, refilar, ludlow, monotaype, esterotipia, tipómetro y tantos otros términos que a la perfección dominaba entonces el mocho Lexilé Narváez, aficionado al cine súper ocho al igual que Marcos Dinelli que terminó siendo camarógrafo de RCTV.
La mortificación de Cruz Moreno era el lead de la noticia más que su estructura piramidal. Cada vez que comenzaba a redactar un suceso se levantaba de la sonora e incansable Remington y se dirigía a la dirección a consultarme si había acertado con el hexámetro técnico de las circunstancias: Qué, quién, dónde, cuándo, cómo y por qué. Al fin se soltó el moño y comenzó a mejorar su situación allí y con otras chambas que le fue posible conseguir para pagar la pensión de la calle El Progreso. Incursionó en la radio, llegó a dirigir a Bolívar Visión y también el Correo de Guayana, un diario de vida efímera que circuló en la Zona del Hierro en 1968, fundado por el colombiano Jairo Agudelo.
Este periódico se resteó con el periodista José Manuel Rojas cuando un juez le dictó auto de detención atendiendo a la demanda del corredor público Edmundo Mattei y es más, Cruz Moreno Seijas, se declaró en huelga de hambre junto con los periodistas de Ciudad Guayana César Díaz (Solito) Decán, Eduardo Santana, Nolasco Guarisma Álvarez, Héctor Lara y Luis Alfonso Amario, este último incorporado a la huelga por instrucciones de la AVP local, para cubrir la ausencia del colega Nolasco Guarisma Álvarez, detenido en ese mismo día por la tarde acusado de estar flirteando con los guerrilleros.
De todos los periodistas es el que mejor se comunica con el sector militar, seguramente porque un familiar suyo fue alto oficial del Ejército, muerto, por cierto, en un asalto. El mismo Cruz Moreno en dos oportunidades ha sido atracado. De nada le sirvió el curso de Corresponsal de Guerra que lo apegó más al sector militar. Una vez en una asamblea de la AVP se presentó con una indumentaria de soldado y lo hicieron correr sus colegas. Siempre anda bien vestido y una época hubo en que competía con Lira Puerta, director de El Bolivarense. La costumbre de vestir bien le quedó desde que fue jefe de Prensa del Poder Ejecutivo en tiempo de los gobernadores Andrés Palazzi y Eduardo Oxford Arias. En fin “Morenito” como lo llaman sus colegas, cumple los 50, activo en el diario El Expreso con una muy leída columna donde diariamente registra las incidencias del Aeropuerto.
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