El 20 de septiembre de 1968, en la madrugada y durante 45 segundos, retumbó la Tierra en Ciudad Bolívar a causa de ondas sísmicas provenientes del noreste que chocaron contra el macizo guayanés. La resonancia, como la de un centenar de camberras juntos cruzando el espacio, causó acentuadas vibraciones en casas y edificios de la ciudad, pero sin consecuencias fatales que lamentar. Asombrada y llena de pánico, la población despertó y se lanzó a las calles permaneciendo en ellas desde las 2:05, hora probable del movimiento sísmico, hasta el amanecer. Pacientes del Hospital Universitario “Ruiz y Páez”, entre ellos, cien niños, fueron sacados de los pisos altos y mientras esto ocurría, mujeres y ancianos desmayados bajo fuerte crisis nerviosa llegaban en carros y ambulancias procurando asistencia. Lo igual ocurría en clínicas particulares. Como en diciembre a la madia noche, los automóviles tocaban sus bocinas de manera sostenida y se desplazaban a altas velocidades por calles y avenidas, evidenciando sus conductores síntomas de incontrolable nerviosismo. Las emisoras locales salieron del aire y la ciudad quedó en tinieblas durante un largo apagón de prevención. El doctor José Nancy Perfetti (en la gráfica), director del Centro de Geociencias de la UDO, dijo en la ocasión que no había antecedentes de tal fenómeno, al menos en la ciudad, aun cuando recordó que el 19 de marzo de 1953 se registró algo parecido, pero no con la misma intensidad y resonancia. Comentó que el Escudo Guayanés sobre el cual descansa la ciudad, es una masa pétrea relativamente estable, poco propensa a sufrir sacudidas sísmicas de gran intensidad. Sin embargo, pueden ocurrir fenómenos como éste causados por ondas sísmicas al chocar contra el macizo guayanés. El Correo del Orinoco de 1819 da cuenta de un temblor que por su duración debió ser algo similar al retumbo de 1968. Dice el hebdomadario de los patriotas que a las tres y cuarto de la madrugada del 28 de agosto se sintió en Angostura un temblor de tierra que “duró cerca de dos minutos, pero ni causó ningún perjuicio en los edificios, ni creemos que haya tenido en ninguna persona la errónea y bárbara interpretación que le dieron los fanáticos enemigos de la sagrada causa de la América del Sur al de 26 de marzo de 1812, funesto para la Capital de Venezuela y otras Ciudades del interior”. Los redactores del Correo no desaprovechaban ninguna ocasión que pudiera servir ideológicamente a la causa. Así se valieron del temblor que sacudió a Angostura para escribir contra el sistema de ignorancia y superstición implantado por España en América y la norma sobre la libertad de prensa establecida en la Constitución para atacar al Gobierno de España y a la proclama de Morillo en Achaguas con la cual pretendió seducir a los extranjeros que militaban por la independencia y libertad de Venezuela. A través de la historia, son numerosas las ciudades y pueblos venezolanos que han sido estremecidos por los sismos. Ello, según los estudios de los fenómenos de la tierra, es indicador de que el suelo patrio aún no ha alcanzado su total estabilidad. El Escudo Guayanés, por su antigüedad, vendría a ser la excepción; en cambio, son afectados los centros poblados de la faja septentrional comprendida entre el Táchira y la Península de Paria. Gracias a los sismos descubrimos el petróleo. El terremoto que estremeció a Cúcuta en 1875 hizo que brotaran alquitranes que los campesinos llamaban “estiércol del diablo”. La mancha petrolífera animó al médico barinés y hacendado Manuel Pulido Pulido para crear la “Compañía Petrolera del Táchira”. |
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viernes, 22 de marzo de 2013
El día que retumbó la Tierra en Ciudad Bolívar
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