domingo, 27 de noviembre de 2011

El Fotógrafo I. E. Rebolledo



Isidoro Enrique Rebolledo fue el primer fotógrafo en establecer un estudio de fotografía  en Ciudad Bolívar.  Hasta ese momento, es decir, hasta 1913, los bolivarenses conocían la fotografía y la disfrutaban, la daguerrotipo que era la vigente, a través de profesionales foráneos  itinerantes a domicilio que venían por temporada de la vecina Isla de Trinidad y posteriormente de propios nativos que se aficionaron en el exterior y la pusieron en práctica deportiva y familiarmente en la ciudad.
Isidoro Enrique Rebolledo, nacido en Guasipati en 1895 fue el primero y se dio a conocer publicando este aviso en la prensa local: “I. E. Rebolledo, Fotógrafo Profesional, ofrece sus servicios para dar a conocer los adelantos en el arte de Daguerre, lo que hará profesionalmente a domicilio, por no haber hallado en el presente un local adecuado y céntrico donde montar su taller.  Tonos sepia, azul, verde, naranja.  Ampliaciones al óleo, acuarelas y foto-creyón”. 
Rebolledo tenía su residencia en la calle Carabobo y exhibía sus trabajos fotográficos en el salón barbería Petit Trianon de Antonio Lauro, italiano que además de fígaro ejecutaba música de viento en la Banda Gómez del Estado.
Al fin, Rebolledo halló un local adecuado para su estudio en el cual lo ayudaba su esposa Carmen Salazar.  Con ella aprendió el arte de Daguerre su  pariente Sobella Cárdenas de Salazar, quien fue la primera en montar un taller de fotografía en Tumeremo.  Por cierto, que ella, al igual que Rebolledo, con una Cámara 6x9 Zeiss Ikon trató de retratar en 1926 al Profeta Enoc detrás del cual siguiéndole de cerca los pasos iba también de curioso el joven Horacio Cabrera Sifontes. El profeta Enoc, misterioso personaje que estuvo peregrinando por Guayana en tiempo de la humareda (1926), no pudo ser retratado por Isidro E. Rebolledo, reputado entonces como uno de los mejores fotógrafos de la primera mitad del siglo veinte. Por más fotos que le tomaba nunca salía. El único que lo aprehendió sobre un lienzo, dibujándolo a creyón, fue el juez de Tumeremo, Francisco Daza Carmona, el padre de Argenis. A la imagen delineada comenzó a venerarla después la gente de El Manteco, en una capilla que le construyeron.
  Rebolledo se surtía de material fotográfico viajando frecuentemente a la Isla de Trinidad donde residían exiliado de la dictadura gomecista muchos venezolanos que desde allá mismo no dejaban de conspirar aprovechando enlaces como al que se prestó Rebolledo, de suerte que en diciembre de 1933 se vio complicado en una conspiración contra la dictadura de Juan Vicente Gómez que tendría su comienzo con la toma del Cuartel El Capitolio de Ciudad Bolívar. 
Por una serie de circunstancias, el golpe fracasó y rebolledo fue a parar  al Castillo de Puerto Cabello con un grillo ochentón en cada pierna, de donde salió hecho una ruina dos años después,  a la caída del dictador.
Su estado físico, como el de tantos otros, era tal que hubo que internarlo en el hospital de la Cruz Roja de Venezuela para un tratamiento que duró seis meses. Ya recuperado, logra que el Gobierno lo nombre administrador de Correos de San Juan de los Morros donde estuvo poco tiempo pues decide reincorporarse a su Taller de Ciudad Bolívar.  Al parecer las relaciones con su esposa Carmen Salazar se habían deteriorado de forma tal que terminaron divorciándose y liquidaron el Estudio.  Cada quien se fue por su lado: Carmen a Caracas  donde hizo carrera como profesional de la fotografía y Rebolledo a La Guaira donde contrajo matrimonio con Ligia  Gamboa también aficionada a la fotografía. Allí murió en 1953 a causa de las penalidades de su antigua prisión.(AF)




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