lunes, 2 de octubre de 2023

CARONI POLVO DE ORO

En una de sus giras políticas por Guayana, José Vicente Rangel, me sugirió escribiese una novela sobre lo que estaba sucediendo en el Caroní. Seguramente se refería a las empresas del hierro y del aluminio, a la siembra del petróleo, al movimiento obrero y al crecimiento y desarrollo económico. El tiempo pasó y yo me quedé escribiendo reportajes y micro-cuentos. Si el amigo despertara de su tumba, quedaría sorprendido de Marisol Marrero Higuera que en materia literaria veía el Caroní de otra manera novelesca. Veía el paisaje, la riqueza milenaria de sus aguas y de su cuenca, la atracción de los buscadores de oro y piedras preciosas, la depredación y la prostitución. En fin, la realidad tangible del impresionante paisaje guayanés que ella fue descubriendo, desafiando el tiempo y el espacio, de un punto a otro, montada en aviones ultralivianos y oyendo los cuentos de los pilotos de la selva y de los indios que pueblan la cuenca impetuosa del Caroní. La novela, de más de 250 páginas, tiene de protagonista, una mujer, Valentina, soñadora, terca y, arriesgada como todo piloto aeronáutico. Ella lo es y para fortuna o incertidumbre obtiene por herencia una avioneta y una finca hipotecada por agobiantes deudas. Con el aparato alado vuela, sobrevuela y aterriza en todos los puntos del paisaje, en parte depredado por los buscadores del dorado. Los saltos de agua no la detienen y menos las turbulencias de los tepuyes, ni las turbinas de Macagua y de Guri. A Valentina la salvan los turistas que como ella quedan atrapados por la historia y la trama seductora del paisaje.(AF)

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