Representantes de 27 agrupaciones empresariales de la región tuvieron la responsabilidad de elegir a los dirigentes de Fedecámaras Bolívar, para conducir el rumbo de este importante gremio hasta el año 2003.
Al año siguiente, a raíz del golpe del 11 de abril (2002), el flamante presidente Senén Torrealba, según sus propias palabras, fue obligado a renunciar por el propio Pedro Carmona, presidente de Fedecámaras, cuando asumió el gobierno de facto que depuso al presidente de la República Hugo Chávez.
Recuerda que fueron tres días difíciles. Escenario oscuro y frustrante, en el que el organismo cúpula, Fedecámaras, desvió su rumbo gremial e institucional y se embarcó en una aventura política de la cual aún paga las consecuencias.
Aunque piensa que ya está bueno de ello y de que corresponde romper con ese error que hace cuesta arriba la gestión que cumple el nuevo liderazgo de la institución y que sabe está animado de la mayor voluntad de diálogo, de reencuentro, reconciliación y de convencimiento con los factores decisorios del poder público, en especial el Gobierno nacional, “porque tenemos por delante la irrenunciable tarea común de abrirle caminos seguros y productivos al país.
La única Fedecámaras regional que no se sumó al paro nacional y se mantuvo al margen de la diatriba política, fue Fedecámaras Bolívar. Al parecer, no fue esa una decisión unilateral de Senén Torrealba, sino un mandato de la Junta Directiva y de la mayoría de las Cámaras y Asociaciones de base reunidas en asamblea extraordinaria.
Conforme a declaraciones formuladas muy posteriormente, Torrealba estuvo en el Comando de Campaña de Alberto Cudemu por la presidencia de Fedecámaras, que éste perdió en Maturín, en el Hotel Morichal Largo, ante Pedro Carmona. “Creo sinceramente, que si Cudemus hubiese ganado esa presidencia, quizá la actuación de Fedecámaras en el paro nacional convocado por la CTV hubiese sido distinta y la imagen institucional de nuestro organismo cúpula fuese otra. Allá la responsabilidad de quienes asumieron esa posición y ahora se encuentran en el exilio. Lamento en verdad que se hayan equivocado.
Por eso he planteado la necesidad de retomar el rumbo en Fedecámaras y tenemos el reto en Guayana, de que la LXVI asamblea anual que estamos organizando y que realizaremos acá en Puerto Ordaz, marque un reencuentro por la Venezuela productiva que todos deseamos, de los sectores públicos y privados. Ya Fedecámaras no puede seguir siendo vista como una institución de oposición al gobierno, sino como un aliado en la búsqueda del objetivo común del progreso económico y el bienestar social.
“Ahora lo que se impone es el diálogo, la reconciliación y el reencuentro, entendiendo el gobierno, que sin el sector privado no se puede construir futuro ni bienestar y el sector privado tener claro, que sus instituciones tienen demarcado su rol gremial e institucional, que no es político, sino de fomento y promoción económica y de progreso social. A Fedecámaras no se le puede seguir estigmatizando como una estructura política, por sus errores del pasado. Oportuno y sano es reivindicarla como lo que es; como lo que estamos construyendo juntos y para lo cual fue creada: una institución al servicio de la iniciativa privada en su exigente misión económica y productiva y el escenario donde convergen las fuerzas sociales del capital, del trabajo, de la generación de empleos, de riqueza y de progreso social, para sumar su esfuerzo al del sector público en pro de los más caros ideales e intereses de la nación venezolana”.
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