Recopila las crónicas que diariamente vengo publicando en el Correo del Caroní y Red Social
domingo, 31 de enero de 2021
EL REPORTERO GRÁFICO ROBERTO ROJAS
(Esta nota fue publicada en el Correo del Caroni el 4 de marzo de 1999 y el Redactor de diario El Nacional al leerla llamó a Roberto Rojas y le propuso trabajar en Caracas. Al saberlo Chemelo le aumentó el sueldo a Roberto para que siguiera en El Expreso. El me confesó después que de ninguna manera habría aceptado porque había decidido sembrarse para siempre en Ciudad Bolivar. Tanto es así, que su familia se fue para los Estados Unidos buscando el llamado “Sueño Americcano” que tanto atrae a los latinos, y aquí en la Cudad del Orinoco permanece. De vez en cuando se aparece en mi casa acompañado de su guitarra y del amigo Kawan y Pincho (Francisco Castillo). Entonces, vamos jumtos con una botella de Scoch a darele serenatas al río)
EL FOTÓGRAFO ROBERTO ROJAS
Desde las tierras de Huáscar y Atahalualpa nos llegó un buen día Roberto Rojas Pantojas con su morral de angustias irresuel¬tas tanteando estos horizontes que se confunden entre cauda¬les y mansiones verdes.
Llegó y se hizo conocido por la gracia del lenguaje silente que la gente entiende y com¬prende más que la propia pala¬bra de todos los días, porque la palabra, aunque puede describir la imagen, es incapaz de igualar la realidad de la imagen misma. La imagen es síntesis sin dejar de ser explícita, lata y elocuen¬te.
La imagen es el pasado conju¬gado en presente, la imagen que no todos podemos aprehender para hacerla eterna en la memo¬ria frágil. Excepcionalmente se requiere técnica, sensibilidad y destreza, además de dominar y saber conjugar los factores de la cámara de lente y visor y los inherentes al laboratorio. La cámara es la herramienta y el laboratorio es el taller retando permanentemente, frente a cualquier escenario, el talento y la creatividad del artista.
Roberto Rojas, que es un pro¬fesional, maneja el arte de la fotografía con la misma sensibi¬lidad con la que rasga las tem-pladas cuerdas de su guitarra. Tiene buen oído y memoria para el sonido musical como buen ojo para seguir la proyec¬ción de la luz hasta descubrir lo que es imposible cuando la sen¬sibilidad permanece bajo los escombros de la incultura o la esquematización del pragmatis¬mo.
Pero no todo fotógrafo tiene sensibilidad para aprehender el espíritu de las cosas buenas o inútiles. Hay muchos fotógra¬fos, infinidad de fotógrafos, paparazos incontables. En el mismo periodismo incluso, fotógrafos que andan por el camino de la oportunidad de la entrevista y el suceso con la mecánica de una rutina que ter¬mina por consumirlo en la iner¬cia y el embrutecimiento. Son escasos lo que evaden ese cami¬no para internarse en las com¬plejidades del tiempo y el espa¬cio con expresivo sentido de reflexión y contemplación esté¬tica.
Roberto, que fue reportero de calle y que continúa siéndolo en cierta forma, se aleja cada vez más de ese sendero para hacer lo que lo emociona y gratifica espiritualmente: tocar la guita¬rra y atrapar con ingenio estéti¬co las cosas que culturalmente conciernen a la ciudad, como es el caso de los inmuebles que durante más de dos centurias han ido definiendo su fisono¬mía, la fisonomía de lo que hoy reconocemos como Casco Histórico.
Rojas ha destinado su tiempo libre para focalizar los aspectos sugestivos de esos inmuebles o espacios habitables: esquinas, ventanas, balcones, molduras, celosías y hasta el mismo tiem¬po sujeto en la textura.
La retina de su película ha impresionado a casi toda la ciu¬dad angostureña, pero apenas cuarenta fotografías han sido seleccionadas por la arquitecto Asiria Silva para que -expuestas a lo largo del pasillo de la anti¬gua casa de Elina Wulf, conver¬tida en oficina técnica del casco- conversen un poco con el visitante sobre valores arquitectónicos de la ciudad que fue y sigue siendo en la propia memoria de sus muros y en la de estas gráficas de Roberto Rojas. (AF)
jueves, 28 de enero de 2021
DON NATALIO VALERY VISITA EN ISLA EL DEGREDO A PAULINA LA ROSA
Don Natalio Valery, ilustre masón y empresario bolivarense, se levantó muy temprano en su mansión de la Avenida Táchira, vistió su mejor traje, anudó la corbata negra, tomó el bastón con mango de marfil, sombrero francés, y ordenó a su chofer conducirlo a la orilla del Orinoco donde lo aguardaba el amigo, patrón de una curiara india donde se embarcó ese domingo del mes en que había nacido a bordo de un barco en el puerto de Marsella.
La visita mañanera fue realmente sorpresiva para Paulina La Rosa quien lo recibió en su isla de El Degredo exhibiendo jubilosa una sonrisa guardada durante muchos años para ese momento que el visitante le había prometido en la placita de la estatua de la Libertad donde una tarde fue a distraerse con la música retreta de la Banda del batallón Rivas del Cuartel Tomás de Heres.
De Paulina sabía toda Ciudad Bolívar por ser hija del General Vicente La Rosa, quien comenzó a figurar en los anales de la Historia de Guayana cuando a la edad de 37 años (1867) contribuyó con dos pesos y medio para mandar hacer la estatua del Libertador en le Plaza Mayor de Ciudad Bolívar y 41 cuando participó en la llamada Revolución de Abril que llevó a Guzmán Blanco al Poder y repuso en la Presidencia del Estado Soberano de Guayana al prócer civil Juan Bautista Dalla Costa Soublette.
Después lo vemos actuando en la Batalla de Ciudad Bolívar en 1903 cuando la Capital, en manos de los también militares Nicolás Rolando y Ramón Cecilio Farreras, retaba al Gobierno de Cipriano Castro y Juan Vicente Gómez. Desde entonces, podríamos decir, que Vicente La Rosa, se hizo famoso, pues con catorce descamisados tomó el Fortín El Zamuro que desde la altura del cerro, con implacable artillería, mantenía a raya, sin poder avanzar, a las fuerzas del gobierno comandadas por el general Juan Vicente Gómez. 22 años después murió. Murió el 27 de noviembre de 1925, a la edad de 95 años, puesto que nació en 1830, y Paulina como única hija y heredera del militar, comenzó a vivir allí. Vivió íngrima durante cuatro decenios, rodeada de animales domésticos, cuidando el supuesto tesoro que según voz popular, había enterrado su padre, atendiendo a pescadores, turistas y bañistas que llegaban aj islote en escala forzada por chubascos o simple curiosidad, pero, por lo general, a recrearse en las playas sedimentadas por las periódicas crecidas del río.
Paulina La Rosa, no sólo era dueña de la Isla sino de una larga y bien labrada curiara que ella misma canaleteaba cada vez que necesitaba ir a la ciudad a hacer mercado o ver por la noche alguna recomendada película mexicana en el Cine Royal del sector urbano de Perro Seco. El único día que se vio obligada a separarse por varios días de la isla fue cuando Bolívar Film quedó autorizada para rodar la escena de un tigre cazando un venado y el cual, debidamente enjaulado, había sido traído de la selva. El felino al final tuvo que ser acribillado por carabineros de la Guardia Nacional debido a que se enfureció y amagó con atacar a los cineastas Leo y Paco Ortega.
Antes de la Batalla de Ciudad Bolívar, Vicente La Rosa había participado en la Batalla de Orocopìche, 10 de agosto de 1892, al lado del Mocho Hernández y Domingo Sifontes que desde el Yuruari armaron toda una División para tomar la plaza de Ciudad Bolívar, en nombre de la Revolución Legalista encabezada por el General Joaquín Crespo. (AF)
KAMARATA Y WONKEN
Dado el éxito de Kavanayén, declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad, dentro los linderos de la Gran Sabana, los sacerdotes Capuchinos se apresuran y fundan otros centros misioneros, tales Kamarata y Wonkén.
Ya estaba funcionando un Seminario Indígena en Upata para formar sacerdotes. En ese tiempo muy pocas diócesis del país lo tenían.
El Vicariato del Caroní considera imprescindible separar a la Gran Sabana del Delta del Orinoco y en consecuencia, el Vicariato del Caroní es dividido (1954) en la Gran Sabana, y Delta Amacuro. Al frente de este último designan como Vicario Apostólico a Mons. Argimiro García (Alvaro de Espinosa) con sede en Tucupita. El Seminario y sede del Vicario Apostólico de la Gran Sabana se mudan a Santa Elena y se abre el Centro Misional de Kamarata, en la Gran Sabana y en noviembre del 57 el de Wonkén, pero Ciudad Bolívar sigue siendo desde el principio la plataforma urbana principal, por lo que se decide edificar y mantener una residencia o Casa de los Capuchinos, extendida hasta La Paragua.
Pero al Vicario Gómez Villa le ocurre lo mismo que a su antecesor, por lo que es ordenado obispo Mons. Mariano Gutiérrez, para desempeñar el Vicariato Apos¬tólico de la Gran Sabana, sucediendo a Mons. Gómez Villa que fallecerá el 22 de marzo de 1981. (AF)
martes, 26 de enero de 2021
KAVANAYEN
El centro de las expediciones misioneras de los europeos cristiano católicos a Guayana fue inicialmente establecido en Luepa, donde moraba el famoso hato de los Fernández Leoni, pero durante los años de 1940 era prácticamente insostenible su auto-mantenimiento, por lo que se buscó y encontró a kavanayén como sitio ideal para las actividades de reducción y formación de los indígenas de la Gran Sabana. A eso vino con promisores proyectos el Padre Benigno de Fresnellino al cual se sumó optimistamente el Superior Víctor Carbajal y Padre Cesáreo de Armellada, con varios indígenas, indispensables como mano de obra para la infra estructura consistente en pista de aterrizaje, edificios de paja y adobes crudos, capilla, laguna artificial, molino de viento, turbina hidroeléctrica y radio emisora.
Monseñor Gómez Villa, por cierto tío del Padre Pinto. Vicario de la Catedral de Ciudad Bolívar, bautizó el lugar con el nombre de Santa Teresita de Kavanayén y comenzó a edificar su Santuario así como otros edificios de piedra y una escuela para adultos. Llegó después el Vicario Apostólico con asiento en Upata, Mons. Mariano Gutiérrez a pintar el lienzo que está detrás del altar mayor e inaugura oficialmente el 5 de agosto de 1943 el Santuario de Kavanayén al tiempo que Mons. Gómez Villa bendijo la recién terminada turbina hidroeléctrica, primera del Edo. Bolívar. Se inició también la carretera hacia Chinadai, prolongada en 1979 con ayuda de la CVG hasta la vía principal de Santa Elena en el Km. 147. Se construyó el radiofaro, atendido por los propios Misioneros hasta 1985. Así, igualmente, la escuela para externos, el lavadero público, un tanque de 20,000 litros y, finalmente, el acueducto que da agua potable a la comunidad. Santa Teresita de Kavanayén que en lengua Pemón, significa “Gallito de roca”, ha sido declarada por la UNESCO “Patrimonio Cultural de la Humanidad”. (AF)
lunes, 25 de enero de 2021
VICARIATO DEL CARONI
100 AÑOS DEL VICARIATO DEL CARONI
El próximo 2022 cumplirá 100 años de su creación el Vicariato del Caroní puesto que data del 21 de febrero de 1922, tiempos del dictador Juan Vicente Gómez, por supuesto, que fue cuando se suscribió el Convenio entre el Ejecutivo Nacional y la Orden de los sacerdotes capuchinos para que se encargara de evangelizar los Distritos Piar y Roscio del Edo. Bolívar y Delta Amacuro, todos los cuales con un territorio de 145.000 Km2, habitado por 68.000 personas, entre ellas, 12.000 indígenas.
Este convenio obligó al Papa Pío XI a crear el Vicariato del Caroní con sede provisional en Upata, administrado por los sacerdotes de la Orden capuchina y su primer Vicario apostólico, expresamente ordenado con ese fin, fray Bienve¬nido de Carucedo, quien adoptó el sobrenombre de Diego Alonso Nistal.
El 19 de marzo de ese año, los Capuchinos abren el Centro Misional de Araguimujo, en pleno Delta Amacuro y tres meses después, salen el P. Ceferino de la Aldea y Mons. Nistal a inspeccionar la zona de la Gran Sabana, donde se sospecha de la presencia de misioneros protestantes.
Como Upata era sede provisional del Vicariato, los padres capuchinos se apresuraron en fundar un centro urbano dentro de la misma Gran Sabana, y conciben y dan inicio el 28 abril al pueblo de Akurima, más tarde bautizada con el nombre de la actual Santa Elena de Wairén, declarado como el primer Centro Misional de la Gran Sabana regentado por los Padres Nicolás de Cármenes, Maximino de Castrillo y Fray Gabino de San Román. El 4 de junio de 1933, fundan el segundo Centro Misional de la Gran Sabana en Luepá y de¬signan para dirigirlo a los sacerdotes Eulogio María de Villarrín, Maximino de Castrillo y Fray Lucio de Mellanzos.
Tres años luego llegan a la Gran Sabana las Franciscanas del Sagrado Corazón de Jesús.
El Vicario Monseñor Nistal ya no puede más con su cuerpo que no aguanta los rigores de la selva y es trasladado a Caracas, donde fallece el 23 de mayo y es sustituido el 18 de diciembre de 1938 por Constantino Gómez Villa.
El 9 abril de 1940 llegó a Luepá el Padre Benigno de Frcsnellino, con grandes proyectos para un nuevo Centro que luego será Kavanayén que sustituye a Luepá, debido a las dificultades para su sostenimiento (AF)
domingo, 24 de enero de 2021
EL INVICTO GALLO UPATANSE “CULO ´E COCHINA”
El amigo Pedro Castro Fernández, dueño del hato “Guaycama”, entre San Félix y Upata, hizo de mi conocimiento, vía WhatsApp, las admirables como sorprendentes peleas de un gallo aparentemente pobretón comprado por veinte bolívares, casualmente, en los alrededores de una Gallera de El Pao. Su dueño era un aficionado del campo apodado “Culo ´e cochina”. Los compradores unos camaradas upatanses, entre ellos, Edgar Fernández y Ramón García que habían perdido sus apuestas y buscaban el desquite de alguna manera que encontraron accidentalmente en un gallo aparentemente pobretón, zambo negro, balanceado oro al pesarlo con un gallo proveniente de San Félix. La pelea se dio favorable para los aficionados de Upata y de allí en adelante el Zambo Negro que sus nuevos dueños le calzaron junto con espuelas, el mismo apodo de su vendedor venido del Hato Caruachi de los Casado.
A Upata, obviamente fue a hospedarse, pero en la Cuerda de Antonio Blanca, magnífico gallero del valle Yocoima, quien lo arregló para las diez y seis peleas que ganó valientemente este zambo a lo largo de su vida hazañosa. La décima séptima la perdió en los dientes golosos y afilados de un zorro cebado en el hato “Macorumo” de Rafael Ángel Grúber, donde había sido soltado para que sirviese de padrote a unas gallinas de raza. Su última riña fue con un gallo dominicano de la famosa cuerda del abogado de Ciudad Bolívar, Ramón Sambrano Ochoa, al cual “culo ´e cochina” mató desde el suelo tras ser tumbado con una herida en uno de sus muslos. Las hazañas de este zambo se hicieron leyendas en todos los palenques de ese mundo y cada vez que iba a un gallístico encuentro, tras de él rodaban jubilosas caravanas de fricción y ruidos.(AF)
sábado, 23 de enero de 2021
JOSÉ LUIS GÓMEZ (TONINA)
¡Qué broma, José Luis! No sé porqué tus paisanos bolivarense te identifican con el cognomento “Tonina”. Tus antiguos vecinos del Casco Histórico dicen que debe ser porque eras gordito y rosado cuando pequeño y las Toninas, al menos las del Orinoco, son rosadas y robustas, aunque de rostro alargado y el tuyo siempre ha sido redondo como el que vemos al lado de tu hermana Librada. La bella Librada, en el pasado, reina del Rio y Primera Dama cuando se casó con el gobernador René Silva que conoció trabajando ella de secretaria en el Concejo Municipal. Los dos iban al Restaurant de la Gran Fraternidad Universal no sólo a entretenerse con el profesor Gazi, sino también a saborear la comida vegetariana en la creencia de que mantiene la piel lozana y alarga la vida.
Pues bien, “Tonina” se ha quedado toda su vida y más cuando el apodo lo reforzó la algarada juguetona de sus compañeros estudiantes del liceo Fernando Peñalver, donde se gradóe de Bachiller en Ciencia porque deseaba estudiar economía en la Universidad de Chile cuya rectoría ejerció Andrés Bello en 1842 cuando fue fundada.
Quería estudiar economía, siguiendo los consejos de Tomás Gómez, su padre, “El Veterano” que desempeñaba el cargo de Sub Gerente de la sucursal del Banco de Venezuela cuando López Henrique, hermano de Josué. Ministro de Defensa de Pérez Jiménez en 1958, era el Gerente. Sin embargo, José Luis, quería ir a Chile porque estaba gobernada por Salvador Allende (1970-73) y él militaba en la izquierda socialista.
Lo cierto es que los militares capitaneados por el terrible General Augusto Pinochet, tumbaron a Allende y José Luis perdió el entusiasmo y se volvió para Venezuela a probar mejor suerte en la cocina porque su madre era una estupenda Chef cuya sazón yo degusté un día que me invitó a su casa, creo que en la calle Amor Patrio que luego vendieron para que allí funcionara el Tallar de Artes plásticas del Inciba, a cargo del también chileno Dámaso Ogaz que enseñaba a sus alumnos la aventura de la línea.
Incluso, yo me asocié con José Luis para que montase una Parrilla Nocturna en la Avenida República y saliera de abajo, pero lamentablemente, Tonina saltó como el delfín rosado con las tablas en la cabeza y fue a parar a Caracas como funcionario del Consejo Supremo Electoral. De allí no supe más de él hasta que nos encontramos en la parte trasera de la Camioneta del atleta profesor de la UDO, Lucas Nieves, que nos invitó para conocer su finca sembrada de Mangos que quería exportar porque los europeos había descubierto que ese fruto tropical es más sabroso y nutritivo que la Manzana. Lo mismo pretendía hacer el germano Wolfgan Scrhoder y Raúl Leoni después con el Merey.
Esa es la historia de un amigo, que según su sobrina Vanesa Barrada Gómez y Víctor Medina, se halla muy enfermo en Caracas, casi al borde de la invalidez y la muerte. Íngrimo porque se divorció de Yolandita, aquella morena que Benito Iradi no quería soltar porque era su mano derecha en la Dirección
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