Ya vivía y se había casado en Paris cuando Soto resolvió, aunque temporalmente, volver a Ciudad Bolívar. Ya en casa de su Madre preguntó por su bicicleta a lo que doña Enma respondió con nostalgia que la había regalado antes que se volviera chatarra, pero, por fortuna, te queda el Arrendajo y los pinceles, utilizados en los cartelones del cine América (AF)
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