lunes, 1 de octubre de 2018

Caicara y el Tirano Aguirre


Caicara del Orinoco tiene y utiliza un atracadero fluvial llamado Puerto Aguirre, que recuerda, según se ha especulado,  al Tirano Lope de Aguirre, quien navegando el Orinoco se habría detenido allí para descansar, reparar y calafetear sus bergantines. Pero conocedores del tema historiográfico disienten de tal especulación toda vez que el Tirano Lope de Aguirre jamás navegó el Orinoco sino el Rio Amazonas o Marañón, desde el Perú hasta su desembocadura en el Atlántico para proseguir  la navegación hasta la Isla de Margarita y desde allí, según su proyecto político-belicista, llegar hasta Tierra Firme, fortalecer su ejército en Panamá y finalmente completar su ciclo de vuelta al Perú donde pensaba con sus marañones armados de arcabuces, destronar al virrey, alto representante en América del Rey Felipe II, a quien odiaba y contra el cual se rebelaba.
Aguirre empezó su aventura afiliándose como soldado en la Expedición de Pedro de Ursúa, a quién el Rey había comisionado para continuar la búsqueda de El Dorado que según los conquistadores era una ciudad fabulosa por sus grandes riquezas auríferas y que hasta entonces había sido muy difícil localizar en medio de la selva umbrosa.
Pues bien,  Lope de Aguirre que aparentemente parecía un ser físicamente insignificante pues era corto de estatura, cojo y cenceño aunque de aire atravesado, resultó ser todo un respetable Maestre de Campo que supo aprovechar ciertas debilidades de Ursúa para apoderarse del mando.
Este hombre, siempre blindado, con loriga y espada por el día y por la  noche, era sumamente desconfiado y con olfato intuitivo bien desarrollado para detectar a sus adversarios y eliminarlos a garrotazos, cuando no degollados o ahorcados con un cordel para lo cual utilizaba a “Carolino” y “Juan Primero”, dos negros congoleses que después de su obra macabra cantaban y bailaban sobre las tumbas de sus víctimas.
En Margarita, a donde arribó el lunes 20 de julio de 1561,  fue la hecatombe.  Mató bajo engaño al Gobernador Villaldrando,  Alcalde y demás autoridades.  Ni los sacerdotes escaparon.  Si acaso su alter ego intelectual el joven Pedrarias, a quien utilizaba como escribano y entretenedor  de hija Elvira, linda  mestiza de piel dorada que asesinó para que no la llamaran la “hija de un traidor”, ya cuando en Barquisimeto se vio perdido y abandonado por su ejército de marañones que desertó y se pasó al campo del Rey. (AF)



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