Dentro
del campo fortificante y alimenticio,
Ciudad Bolívar trascendió
nacional e internacionalmente en el siglo diecinueve gracias al “Amargo de Angostura”
inventado por el médico Juan Benjamín Teófilo Siegert y durante la última mitad del siglo veinte por
el Adobo completo El Cocinerito inventado por Domingo Salvatori y el cual
promocionó exitosamente ese maestro de la animación y la publicidad, llamado Renny Ottolina.
Pero
el “Amargo de Angostura” no pudo permanecer en la ciudad de origen por un
conflicto de aranceles entre el gobierno de Guzmán Blanco y lo herederos de la
marca. Asimismo El “Cocinerito” ya no cocina en la ciudad por posible falta de
protección del Estado.
Las
especias siempre estimularon el paladar de los occidentales desde los remotos
tiempos medievales y del Renacimiento y numerosas expediciones marinas se
llevaron a cabo en busca de las Indias Orientales donde abundan estas
sustancias vegetales. Las especias
estaban entre los objetivos del Almirante Colón y de Magallanes cuando le dio
la vuelta al mundo.
Quién
en este mundo no desea utilizar las especias para reforzar la calidez y aroma
de los alimentos? La pluralidad es infinita.
Pero antes de los años sesenta del siglo veinte, a nadie se le había
ocurrido mezclar y balancear las especias hasta lograr un condimento único de
ingredientes despersonalizados. Chef
profesionales, amas de casas y cocineras en general, utilizaban las
especias en forma individual junto con la sal para sazonar y aromatizar los alimentos. A partir de los sesenta este aspecto
fundamental de la cocina fue más práctico e ideal gracias al ingenio de este
señor llamado Domingo Salvatori Salazar, que se puso a ensayar durante meses
una fórmula doméstica y industrial que al final fue admitida y reconocida por
el Estado y la sociedad venezolanos.
Luego
que este novedoso producto bolivarense conquistó el mercado nacional y
antillano, empresas más poderosas sacaron a la competencia adobos similares: Mc-Cormick, La comadre,
Indiam, Iberia y Sabroseador Knorr que siempre conforme a estudio
realizado por “Aliven, SA” en 1988,
estuvieron por debajo en la demanda.
De
manera que Adobo completo El cocinerito pasó a ser líder en Venezuela en la
línea de condimentos. Tanto así que llegó
a ganar el Trofeo Internacional de calidad.
Pero hoy el producto, por múltiple razones, no está en el mercado y es
lamentable. El señor Salvatori, con
quien conversé en estos días me contó la historia y me dijo que se está
´preparando para el relanzamiento del producto.
Domingo
Salvatori es un bolivarense descendiente de padre corso que se sembró en
Tumeremo en 1901 y se casó allá mismo dejando una descendencia de siete hijos,
entre ellos, Domingo, quien estudió primaria en Guasipati y bachillerato en el
Peñalver. Vivió 8 años en los Estados
Unidos y fue miembro de sus Fuerzas Armadas.
Ya en Venezuela se casó con Iraida Josefina Álvarez en 1956. Por esa vía se hizo amigo de Horacio Cabrera
Sifontes, quien lo nombró Secretario Privado de su Gobernación en 1958 y
comisionado para fomentar el Deporte en el Estado. Después vino su aventura venturosa por lo que
ha sido la obra más importante en su existencia vivencial, la industria del
condimento del cual derivaron otro productos como “Sofrilisto”, “Sofrito”,
“Adobito”, “Tar-ka-ri” y “Vinos de cocina”.
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