domingo, 4 de diciembre de 2016

DOMINGO DE RESURRECCIÑON Judas Amarillo de color azul


JUDAS AMARILLO DE COLOR AZUL
En 1868, Domingo de Resurrección, los bolivarenses de la capital estuvieron al borde de una guerra civil doméstica, provocada por un Judas de la Sociedad Liberal, agrupación política cuya divisa era el color amarillo.
         El Judas lo confeccionaron de manera tal que ridiculizara a la tendencia política  del llamado partido revolucionario de los azules que nacionalmente lideraba el General  José Tadeo Monagas y, localmente, Agustín Contasti, quien tenía como trinchera de combate la columna periodística “Guayana Impasible”.
         Juan Bautista Dalla Costa Soublette, era el Presidente del Estado Soberano de Guayana y, atendiendo a los azules en aras de la tranquilidad pública, solicitó a la Sociedad Liberal desistiera de su empeño en quemar un Judas que agraviaba a sus adversarios puesto que portaba una bandera azul y la leyenda “Guayana Impasible”.
         El Judas con sarcástico letrero y divisa azul parecía mirar impertérrito los barcos surtos y anclados en el puerto.  Colgado desde su sitio estratégico de la calle Orinoco, sólo se aguardaba la hora del Ángelus para abrir el testamento y prenderle fuego a la pirotecnia que lo sumiría, suerte de simbólica inquisición, en la hoguera de su propio formato.
         El Sol aún no terminaba de ocultarse para darle pábulo a la fiesta y el Orinoco parecía un esqueleto de piedra y arena bajo la vecindad del invierno.  Ambiente final de Semana Santa: los judas colgando a la espera del fuego y la inquietud pueblerina asomándose por calles, ventanales, celosías y azoteas.
         La Sociedad Liberal se negó rotundamente a bajar a Judas de su pedestal patibulario y Dalla Costa, indignado,  exclamó pues “Este Judas no se quemará”, reacción en la que se apoyaron los azules para desmontar la caricaturesca figura y lanzarla al Orinoco.  Más vale que no!  Se prendió Ilion y aqueos y troyanos desenfundaron sus armas y la residencia de Dalla Costa tuvo que ser protegida espontáneamente por 400 hombres armados, pues hubo el temor de un golpe de estado toda vez que el líder de la Sociedad Liberal era el General Simón Briceño, Comandante de Armas de la Provincia de Guayana.
         La rápida intervención conciliadora del Obispo de la Diócesis de Guayana, Monseñor José Manuel Arroyo y Niño y otros notables como José Alcalá y José Tomás Machado, impidieron que la situación se complicara en un incontrolable enfrentamiento de armas.
         Mas, esta paz no durará mucho, pues en la provincia solía reflejarse la lucha por el Poder central y ese mismo año de 1868, cuando José Tadeo Monagas llegó al Poder, puso en duda la neutralidad del gobierno de Angostura y mandó a tomar la plaza a sangre y fuego provocando la caída  de Juan Bautista Dalla Costa Soublette, quien permaneció en el extranjero por varios años.
         Cuando Guzmán Blanco llegó al Poder tras la Revolución de Abril, lo designó Ministro Plenipotenciario de Venezuela en los Estados Unidos de Norteamérica.  Cumplida su misión, retornó al suelo natal y se apartó de todo suceso político.  Se le ofrecieron varios cargos, incluso el de la candidatura presidencial, y prefirió en absoluto la vida privada, una vida digna de su avanzada edad.  Murió el 10 de febrero de 1894, a la edad de 71 años.

         Favorecido por la riqueza y habiendo ejercido los cargos políticos más prominentes, murió no obstante en la más noble y decorosa pobreza.  “Conservador en principios, sus prácticas administrativas, sin embargo, estuvieron siempre marcadas con el sello del liberalismo puro y si como mandatario cometió errores, esos errores fueron hijos de aquellas situaciones de fuego que, casi deshecha tempestad, inmensa, fulminaba rayos en todo el ámbito del país; pero, ¿quién que haya gobernado a los hombres no los ha cometido? Se preguntó el día de su muerte el escritor Carlos Machado. (AF)

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