Es
a partir de 1869 cuando se erige la estatua pedestre del Libertador que se
comienza a dar a la Plaza
Mayor de Angostura la conformación actual cerrada con rejas y
portones, pero un poco más grande, abarcando incluso el muro occidental de la Catedral y separada de la
fachada de los inmuebles que la circundan por estrechas calles a través de las
cuales podían transitar los rudimentarios medios de transporte de la época.
En tiempos de Eleazar López Contreras y
siendo el doctor Ovidio Pérez Ágreda, Presidente del Estado, dispuso reducir el
perímetro de la Plaza a objeto de facilitar el tránsito por la calle Bolívar
que resultaba estrecha. Se le asignó el
trabajo a la Herrería de Giuseppe Abatí, ubicada en la avenida El Porvenir,
frente a La Laguna, y quien tomó las previsiones para mantener los portones,
pero una decisión del Presidente del Estado culminó con su eliminación
definitiva por estimar que las plazas públicas debían permanecer abiertas, sin
horario, para el disfrute de la ciudadanía.
Los portones permanecían desde entonces bajo custodia en el fondo de la
casa de don José Abatí, hijo del herrero Giuseppe Abatí hasta que fueron
repuestos hae seis años.
Hasta entonces y, desde mediados del
siglo veinte, se acostumbraba abrir y cerrar la Plaza Bolívar de
seis de la mañana a seis de la tarde por cuestión de seguridad y para evitar
las deyecciones de animales realengos
en sus jardines.
En 1983 y con vista a los actos del
bicentenario del natalicio de Padre de la Patria la Dirección de Fomento y Obras Públicas a
cargo de la ingeniero Marina Corona, inició, a través de la contratista
“Gobesfra”, la misma que construía el Boulevard, los trabajos de remodelación
de la Plaza.
Se aspiraba a que la Plaza fuese más funcional,
pero aceptable dentro del propio diseño original. Su piso antigua de
mollejones que había sido cambiado por granito durante la administración del
gobernador Rafael Sanoja Valladares, pretendieron sin éxito cambiarlo con laja verde traída de las canteras del Miamo.
La remodelación afectó también algunas
zonas verdes y fuentes que a criterio de la gobernación hacían infuncional la
Plaza. El podium para las retretas fue restaurado
y la escultura de mármol que simboliza a Venezuela elevada y mejorada su
ubicación con relación a las otras que simbolizan las naciones de la Gran Colombia.
La remodelación de la Plaza Bolívar no pasó
de los tres millones de bolívares y el
diseño elaborado por el Grupo Natalio Ávila guardaba cierta relación con la
obra del Boulevard Bolívar que entonces se ejecutaba y que resultó un desastre
y lo más grave, con la autorización de la Junta Nacional de
Conservación del Patrimonio Histórico y Artístico de la Nación que presidía el Dr.
Armando Rojas.
En tiempos del Gobernador Antonio Rojas Suárez y durante una visita del
Presidente de la República, Hugo Chávez Frías, un tumulto de
personas se recostó en las barandas de la parte occidental y la derribó. Siempre
hemos dicho que las plazas públicas son sitios para la recreación pasiva como
pasear, tertuliar, reencontrarse con el amigo, deleitarse con el concierto o la
retreta tradicional y los actos oficiales solemnes, pero no para
manifestaciones públicas con gritos y pancartas, no para montar en su vecindad
una tarima y presentar espectáculos de corte popular, para ello el Estado
diseñó y construyó la
Plaza Centurión , el Anfiteatro del Parque el Mirador y la Concha Acústica. (AF)
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