En 1972, el periodista
Gustavo Naranjo Junior, quien se hallaba de director de Relaciones Públicas de la
Gobernación de Barina, es llamado por el doctor Ramón Castro Mata propietario y
director, para que asumiera la Redacción del diario El Luchador.
Naranjo
había estado anteriormente como Director de El Bolivarense y en la Redacción de
El Expreso donde se distinguió por la exclusividad de las Noticias. En El Bolivarense tubeó a la prensa nacional
con el asesinado de Presidente de los Estados Unidos John F. Keneddy y en El Expreso con la
llegada del hombre a la Luna. Sólo le
restaba El Luchador, donde produjo otro tubazo igualmente soberbio.
Ocurrió
cuando el presidente Raúl Leoni se hallaba gravemente enfermo en Nueva York. Se
presentía un fatal desenlace en corto tiempo. Entonces escribió varios
reportajes, como se hace en grandes periódicos, para presentar una gran edición
cuando se produjera la muerte; sobre su
vida familiar con Menca, su carrera política, desde el exilio con Rómulo en
Barranquilla, en fin, una semblanza completa del personaje, en seis páginas de
ese tabloide. Cuenta Naranjo que todas las noches actualizaba el lead con los
cables de la AP e Ismael Villasana tenía instrucciones de parar las máquinas al
llegar la noticia de la muerte de Leoni. Esto lo hizo durante casi una semana.
Una vigilia permanente hasta la madrugada del 5 de julio (1972) cuando llegó el cable como a las tres
de la madrugada. Se paró la prensa, se colocaron primera y última y cinco
páginas internas, para una edición de bandera. En la mañana se hicieron varios
tiros estando como estaba la multitud ávida de noticias, colmando el Paseo
Orinoco con motivo del desfile militar de ese día.
Sólo dos periódicos de toda Venezuela publicaron
la noticia: Panorama de Maracaibo y El Luchador de Ciudad Bolívar.
Ningún diario de Caracas reseñó el trascendental acontecimiento.
Regresó
a Ciudad Bolívar en agosto de 1968, ocupando de nuevo la Jefatura de Relaciones
Públicas de la Gobernación, también con Sanoja Valladares. Ganó Caldera, vino
el alzamiento de Rupununi y Naranjo tuvo que trabajar con los refugiados,
porque ninguno hablaba español.
Ascendido Caldera en marzo de 1969, fue
despedido, perdiendo el Estado todo lo que había invertido para su preparación
en el exterior. Entonces lamentó no haberse quedado en Nueva York.
Ese mismo año, en abril, asumió la
dirección de El Bolivarense, donde estuvo hasta agosto del 69, cuando lo
llamó Guzmán Gómez para fundar El Expreso, primer periódico impreso
en Offset, cuya nitidez fotográfica impactó a los lectores.
Aquí también armó grandes exclusivas
Las fotos del aterrizaje del hombre en La Luna, la suspensión de la huelga en
Sidor cuando la competencia decía que sí iba, el golpe frustrado contra Caldera
del General Flores, una gran exclusiva, trabajada por Gustavo a puro teléfono
con Caracas, cuando costaba una bola llamar a larga distancia. (AF)
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