A Gustavo Heny (en la foto) sus amigos lo apodaron “Cabuya”. Supongo que por su talla. Era alto y delgado. Al doctor José Díaz, el hijo de Quírico Díaz,
recuerdo que era alto y delgado también y en el aula donde estudiábamos le decían
“Chorro de agua”. Por allí debe venir el
sobrenombre de Gustavo Heny, pero también porque cuando acompañaba a Jimmie
Ángel en su peligrosa aventura de aterrizar sobre la fría y alta meseta del
Auyantepuy, se le reventó la cabuya que le servía de cinturón de seguridad a
bordo de la avioneta. Se le reventó
durante la escabrosa operación de aterrizaje y salió disparado hasta caer de
horcajadas sobre la humanidad del Piloto.
Pero que importa lo del
remoquete de “Cabuya”, lo interesante de este hombre graduado ingeniero
electricista con una beca de la
Westinghouse era su pasión por la aventura selvática, por la
caza y la pesca. Lamentablemente tuvo un final conmovedor. Murió a causa de un cáncer en el intestino
grueso en Caracas días después de su regreso del campamento Kanaripó sobre la margen izquierda
del Ventuari, donde a causa de la misma
enfermedad que minaba su cuerpo se internó a vivir solo como un ermitaño, según me contó en
cierta ocasión su paisano el doctor Eduardo Jahn.
Gustavo Heny y su hermano
Carlos dedicado a la construcción y al comercio, no solamente alentaron las incursiones
aeronáuticas de Jimmie Ángel sobre los intricado y recónditos parajes de la
Gran Sabana , sino que lo financiaban
generosamente. En su casa quinta de
Campo Alegre, la primea casa caraqueña de renovación urbana, solían reunirse
para discutir la logística de la hazaña que puso al descubierto ante los ojos
del mundo el salto de agua más elevado del planeta.
De una de esas reuniones
salió el nombre del salto: “¿Si te debemos a ti que el mundo ahora sepa del
salto y cuanto mide, por que no bautizarlo con tu nombre?” dijo Heny
dirigiéndose a Jimmie y a todos los circunstantes les pareció justo. Entonces –narra Alfredo Shael en su libro “Jimmie Ángel:
entre oro y diablo” - acordaron llamarlo
Salto Ángel. El bautizo tuvo
lugar en la casa de Heny y de allí comenzó a difundirse rápidamente por todas
partes. Cartógrafos, geógrafos, periodistas, científicos y curiosos cuando se
referían a esta impresionante caída de agua la identificaban así: “Salto
Ángel”.
¿Por qué había que ponerle nombre a ese Salto de agua? Simplemente porque los protagonistas del
suceso ignoraban que lo tuviese. Hoy se sabe por investigación antropológica y
lingüista seguramente, que los indios Pemón de las cercanías identificaban el
Salto con los nombres Churún Merú, .Kerepakupai-Merú, Kerepakupai-Vená y Churún
Vená. Habría que indagar cómo lo
llamaban otras etnias de la misma región como los arecunas y pariagotos, por
ejemplo.
El tema puesto sobre la mesa por el Presidente de la República después de 70
años es si debemos volver atrás y tratar de recuperar el nombre original sin
tomar en cuenta las implicaciones de carácter cultural, tradicional, histórico,
y la gente se pregunta ¿siguiendo qué doctrina?
¿Recuperar nuestras raíces toponímicas?
Tendríamos entonces que comenzar por desterrar los eponímicos. Sustituir
el nombre de Ciudad Bolívar por Angostura, la Represa Simón
Bolívar por Guri y Ciudad Piar por La Paría. Pero si se trata de
regionalismo eliminando toda sombra foránea sobre ciertos valores nuestros,
¿Qué le quedaría a las otras naciones?
Eliminar, por ejemplo, el nombre de Andrés Bello de la Universidad de
Santiago de Chile, eliminar el nombre de Miranda del Arco de triunfo de Paris,
eliminar el nombre de Bolívar de calles, avenidas y plazas de otras
naciones? (AF)
buen blog saludos.
ResponderEliminarY cual era la relación de Carlos y Gustavo con Carmen (Cocuy)? Eran hermanos?
ResponderEliminarSi
EliminarDe donde era oriundo Gustavo Heny
ResponderEliminarSi
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