miércoles, 6 de enero de 2016

EL ANTIGUO TRAPICHE DE LA CARIOCA

En la Carioca existió por mucho tiempo este trapiche que vemos en la fotografía, movido por dos obreros para exprimirle a la caña el jugo con el cual se fabrica el papelón, el azúcar blanca o moscabada y el ron blanco de 50 grados que tanto, de un solo trago, disfrutan nuestros hombres del campo antes de entrarle de lleno  a un joropo “yuqueao” con bandola de ocho cuerdas.
         El trapiche o molino movido, según la circunstancia, por tracción animal, vapor o electricidad cuando no por brazos humanos como en este caso, se conoce en Ciudad Bolívar desde los lejanos tiempos de la colonia.  Este de La Carioca estaba conectado con un sembradío de caña de la mima semilla que los españoles trajeron de Java y la cual ha hecho de Cuba, no sabemos si todavía, el quinto productor de azúcar del mundo.
         Al sembradío los guayaneses lo llaman Cañameral y para cortar la caña a los ocho meses de sembrada, lo hacían con machete Collins bien afilado y botas largas de cuero por temor a las mapanares que se confunden con las hojas lanceoladas del cañaveral.
         El refresco o piscolabis de los guayaneses desde tiempos de la colonia hasta muy avanzado el siglo veinte, era el guarapo extraído de la caña dulce.  Era tanto la demanda, sobre todo durante los primeros meses del año signados por una temperatura sofocante, que la Real Hacienda  y posteriormente el Gobierno Supremo de la República, instituyó el Estanco del Guarapo con el fin de recabar fondos dirigidos a la construcción de obras públicas.  Las rentas del Estanco del Guarapo estuvieron en un principio dirigidas a costear los trabajos de la Iglesia Catedral, pero el Gobernador Centurión los desvió para terminar la Cárcel.
         Para ese tiempo, la caña era sembrada en los predios del Morichal o Casa de San Isidro por los dueños de la finca Rafael Vélez y sus hermanos Agustín y Francisco.  Especialmente las siembras se hacían a las márgenes de las lagunas.  Por concepto de la venta del guarapo  y aguardiente de caña, sal y tabaco entraban buenas rentas a la Real Hacienda.  Su reglamentación aparece publicada por decreto en el Correo del Orinoco en 1819.
El Trapiche de La Carioca surtía del jugo de la caña a la Alambique de Amores y Amoríos, pero la importación de ron de todas partes acabó con la producción local.  Este çalambique era  administrado por su propio dueño, un norteamericano de apellido Dubuc, que fabricaba un ron de cincuenta grados que se distribuía por toda la ciudad y fuera de ella. Sólo sobrevive la campanilla del portón con la cual se anunciaba la clientela.  La misma se halla en poder del coleccionista Juan Camacho.
  Solo quedó en Guayana el Alambique de Guasipati fundado por Pedro Juan Unshelm  después que murió su padre en 1900.  De manera que Pedro Juan instaló el primer Alambique del Yuruari, fabricante del popular aguardiente Los Bucares.  Pedro Juan murió en 1944 y Pedrito, su hijo,  se quedó administrando el Alambique hasta 1966.
Pedrito abandonó Guasipati y se vino a administrar el Correo del Caroní en 1977, año de su aparición.  Luego El Bolivarense y finalmente El Luchador cuando éste estaba en manos de Ramón Castro Mata.
Técnicamente el término alambique se aplica al recipiente en el que se hierven los líquidos durante la destilación, pero a veces se aplica a todo el aparato, incluyendo la columna fraccionadora, el condensador y el receptor en el que se recoge el destilado.  Los alambiques de laboratorio están hechos normalmente de vidrio, pero los industriales suelen ser de hierro o acero. En los casos en los que el hierro podría contaminar el producto se usa a menudo el cobre, y los alambiques pequeños para la destilación de  ron o whisky están hechos por lo general de vidrio y cobre. A veces también se usa el término retorta para designar a los alambiques. (AF)



        

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