En el siglo XIX Auguste Morisot, un pintor francés, llegó a Venezuela acompañando a la expedición Fuentes del Orinoco.
Conocido en su país como un maestro enigmático y retraído, fue el triunfador de un concurso que lo embarcó en un inolvidable viaje por aguas caribeñas.
Sin duda la exuberancia del trópico lo envolvió, pero fue la majestuosidad del río Orinoco la que se adueñó por completo de su inspiración.
Hasta hace poco, no se conocía la impresionante obra de Morisot, sin embargo, ésta fue adquirida por la Organización Cisneros y forma parte de una completa exposición sobre el Orinoco que se inauguró el 15 de octubre de 2002 en el Ecomuseo del Caroní, Plaza del Agua, Macagua y estuvo hasta el 19 de ese mismo mes de octubre.
Auguste Ernest Morisot nació en Seurre, Caté d'Or, Borgoña francesa, el 12 de abril de 1857.
Muy joven viajó con su hermano a París y trabajó en telares que elaboraban la seda. En una estadía en Inglaterra aprendió la lengua inglesa. A los 23 años ingresó a la Escuela de Bellas Artes de Lyon.
El acontecimiento que va a señalar su vida es su enrolamiento como dibujante en la expedición del famoso explorador Jean Chaffanjon al río Orinoco. De esta experiencia quedaron un diario desbordante de emociones y colorido y su extraordinaria obra artística. A su regreso a Francia, Morisot se consagró al ejercicio de la pintura, el dibujo, el grabado, la fotografía, los vitrales, el diseño de interiores, de muebles, de ornamentos, herrajes, platería, materiales publicitarios y hasta mansiones particulares.
Sus óleos le valieron el calificativo de “el pintor del bosque”. Fue un artista a caballo entre dos siglos y entre dos movimientos, el impresionismo y el art decó. Introvertido y silencioso, Morisot rehuyó la vida pública, hasta el punto de declinar un ofrecimiento para recibir la Legión de Honor. A los 77 años se radicó con su esposa y su hija en Bruselas, donde murió el 1 de abril de 1951.
Ese diario que Auguste Marisot escribió de su expedición realizada entre los años 1886-1887 fue editado por la Organización Cisneros y en el estudio preliminar del mismo que hizo Álvaro García Castro para la exposición del libro en el Museo, dice que “Auguste Morisot había sido, hasta ahora, poco menos que un misterio. En Venezuela, apenas se sabía de su presencia como el compañero de Jean Chaffanjon, en la expedición a las fuentes del Orinoco de 1886-1887, y en Francia se le conocía además como pintor y maestro, enigmático y retraído. Sólo un puñado de investigadores sabía que Morisot había dejado ciertos materiales relativos a la expedición, aún inéditos, y cuya verdadera naturaleza y potencial sólo se intuían. Estos materiales, después de muchas peripecias, forman hoy el Fondo Morisot de la Fundación Cisneros.
Termina expresando su confianza en el sentido de que la voluminosa edición donde hay mucho de Ciudad Bolívar, de su puerto y del Salto La Mariquita del Diario de Auguste Morisot cautivará al lector, no sólo porque es un valioso aporte para el conocimiento de aquella polémica expedición o de la vida a lo largo del Orinoco a fines del siglo XIX, sino porque es también un emocionante y ameno relato. Es el diario de un artista pleno de sensibilidad y en cuyo origen se esconde una historia de amor; amor por la naturaleza, por los seres humanos en general y por una mujer en particular. Es una parte de la historia de un joven pintor francés que, en busca de méritos que le permitan conseguir la mano de su amada secreta, se lanza a una descabellada aventura en el Orinoco.
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