El 14 de mayo de 1997, el Ejecutivo Nacional decretó el “Plan de Ordenamiento de la Reserva de Imataca”, que establece las bases para armonizar el desarrollo del inmenso potencial minero del país con la necesidad fundamental de proteger el ambiente y el uso racional de los recursos naturales.
“Imataca” que en lengua primitiva significa lugar donde nacen las aguas, está sometida a régimen de administración especial y según consta en el libro “Imataca, tierra dorada siempre verde” de José Herrero Noguerol, Guillermo Tinoco Mejía y Ana Rosa Fernández Añez, tiene extensos bosques húmedos tropicales, importante ríos, riachuelos, quebradas, rabines, caídas de agua, bellezas escénicas naturales, megadiversidad fáunica que ofrecen la posibilidad de combinar los ideales de conservación, crecimiento y desarrollo.
Para los autores de ese libro, editado por la Fundación Geominas de la Universidad de Oriente, el Ecoturismo constituye una alternativa viable y sustentable en lo económico, social y ambiental, de lo cual, particularmente los pobladores locales y comunidades nativas podrán obtener importantes beneficios. Citan a manera de ejemplo, la demanda de artesanía típica, de servicios de alta especialización que requieren los guías de la selva, entre otros, siempre con una interacción y comprensión de los sistemas y subsistemas ecológicos, zonas de vida y especies de atracción e interés a los visitantes, nacionales y foráneos que escojan a Imataca como destino ecoturístico.
Imataca se extiende hasta Delta Amacuro y la zona en reclamación con elevaciones por encima de los 600 metros, potencialmente rica en oro y con un gran cinturón de rocas verdes además de su riqueza forestal.
El mencionado libro exhibe un prólogo científico del doctor Leandro Aristiguieta, quien señala que las Reservas Forestales del País tienen su asiento en inmensas áreas boscosas naturales, caracterizadas por su gran riqueza de flora y fauna, propias del trópico americano. El objetivo fundamental de dichas Reservas, está orientado esencialmente a satisfacer la demanda de la industria maderera, mediante la aplicación del manejo sustentable del bosque. Esto involucra una utilización a largo plazo, por medio del cual se extraen árboles maduros previamente seleccionados, dejándose el sector de área explotada para que se recupere naturalmente y ayudada también por técnicas silviculturales, dirigidas al enriquecimiento con árboles valiosos para la industria maderera. Este plan de manejo forestal requiere de periodos de inactividad en el área alterada, para permitirle su recuperación en el transcurso de los años.
Los planes de manejo resumidos anteriormente, tropiezan con muchos obstáculos y desviaciones, por la participación de intereses diversos, que inciden y entorpecen el cumplimiento de los principios establecidos en el manejo forestal. Por otra parte, es bueno expresar en forma clara y precisa, que la extracción selectiva de árboles maderables de la Reservas Forestales es una actividad que interfiere en forma drástica y evidente con la biodiversidad del bosque original. La tendencia y finalidad última del manejo sustentable de las Reservas Forestales, puestas al servicio de la industria maderera, es a largo alcance la transformación del dispendioso y heterogéneo bosque tropical, en formaciones o conjuntos homogéneos, dirigidos silviculturalmente hacia el establecimiento de bosques comerciales de alta productividad para la industria maderera. La totalidad culminante de este plan extermina o empobrece la biodiversidad original del ecosistema natural.
El bosque ha sido considerado tradicionalmente y en todas las civilizaciones del mundo, como un gran tesoro: encierra árboles valiosos, plantas medicinales y de usos industriales, abundante fauna para la alimentación humana y grandes recursos hídricos y edáficos, acumulados a lo largo del reciclaje milenario establecido por la naturaleza. La existencia de estos tesoros aumenta extraordinariamente con la presencia de minerales de importancia económica. Todos estos elementos constituyen presiones socioeconómicas, que van a perturbar y en muchos casos impedir, el llamado manejo sustentable de las Reservas Forestales, puestas al servicio de la explotación maderera para satisfacer las demandas de las industrias del ramo.
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