La remodelación comprendía modificaciones que harían la plaza más funcional, pero aceptables dentro del propio diseño original.
Bajo la administración del gobernador, ingeniero Jesús Sanoja Valladares, y con motivo del bicentenario del traslado de Santo Tomás de la Guayana a la Angostura del Orinoco (1964), se sustituyeron las baldosas o mollejones importadas del Norte de Europa en 1900 por un piso total de granito.
Luego, durante las administraciones de los doctores Alberto Palazzi (1979-82) y Alcides Sánchez Negrón (1982-83) y con motivo del bicentenario del natalicio del Libertador, la Plaza Bolívar fue objeto de otra intervención, la tercera y la cual modificó bajo protesta de los vecinos, además del pavimento, los elementos del entorno a la estatua pedestre del Libertador, bajo la justificación de hacerla más funcional.
Los trabajos al costo de tres millones de bolívares estuvieron a cargo de la contratista “Gobesfra”, la misma que construyó ese adefesio o parche del Casco Histórico, llamado “Boulevard Bolívar”. El piso de granito pulido fue sustituido por bomanite liso y bomacrón tratando de sugerir la realidad del pasado y los alrededores cubiertos con laja verde extraída de las lejanas canteras del Miamo y piedras de cuarzo de la Gran Sabana.
La remodelación afectó asimismo algunas zonas verdes, eliminó las tres fuentes, reubicó y elevó la escultura de mármol que simboliza a Venezuela, reubicó los postes-faroles próximos a la peana de la estatua, los bosquecillos sustituidos por yerba rala y los tradicionales bancos boulevarderos por otros modernos, más grandes y semicirculares.
La remodelación afectó también el pódium para las retretas que fue mejorado y la escultura de mármol que simboliza a Venezuela elevada y enaltecida su ubicación con relación a las otras que simbolizan las naciones libertadas por Bolívar.
La arquitecto Marina Corona coordinó los trabajos y trató de que el presupuesto de remodelación de la Plaza Bolívar no pasara de los tres millones de bolívares y que el diseño elaborado por el Grupo Natalio Ávila armonizara con la obra del Boulevard Bolívar que entonces se ejecutaba. Sólo que ese mismo diseño fue objeto de modificaciones que estaban siendo consideradas por la Junta Nacional de Conservación del Patrimonio Histórico y Artístico de la Nación que presidía el Dr. Armando Rojas. Tales obras programadas durante la gestión del gobernador Alberto Palazzi, fueron objeto de redimensión bajo la gestión del doctor Alcides Sánchez Negrón.
Una de las características de esta plaza es que está cercada con barandas de hierro forjado. Antiguamente tenía tres anchas y pesadas puertas, postes y faroles, 16 bancos de madera y tres piletas de cuyo centro emergían esculturas de hechura romana con hilos de agua.
En tiempos del general Eleazar López Contreras y siendo el Dr. Ovidio Pérez Agreda, presidente del estado, dispuso reducir el perímetro de la Plaza Bolívar a objeto de facilitar el tránsito de automóviles por la calle Bolívar que resultaba estrecha. Se le asignó el trabajo a la herrería de Giuseppe Abati, ubicada en la avenida El Porvenir frente a La Laguna, y quien tomó las previsiones para mantener los portones, pero una violenta decisión del presidente del estado culminó con su eliminación definitiva por estimar que las plazas públicas debían permanecer abiertas, sin horario, para el disfrute pleno de la ciudadanía.
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