En
septiembre de 1974, un contingente de soldados cazadores de la entonces VI
División de Infantería, fue internado en zona selvática de libre
aprovechamiento del diamante en la cuenca del río Guaniamo, a 250 kilómetros en
dirección oeste sur de Ciudad Bolívar.
El internamiento tenía conexión con el
trabajo que realizaba una comisión interministerial presidida por el doctor Roberto León Chuecos, nombrada por el
Presidente de la República con carácter permanente para resolver y tomar decisiones
sobre los problemas de las minas.
De esta manera el Gobierno intentaba
frenar una especie de lucha salvaje por la riqueza en la que participaban
centenares de extranjeros indocumentados abortados por el cierre de las minas
de esmeraldas de Colombia que también habían sido tomadas militarmente.
Las minas diamantíferas del Guaniamo
habían resultado un fenómeno comparadas con las de la Gan Sabana o cualquier
otra de la América. Se conseguían hasta
diez quilates de piedras preciosas por cada metro cúbico de tierra., a un
precio social subrayado por el desbordamiento del crimen, la prostitución y la
anarquía, imposible de contener por el Ejecutivo Regional.
El diamante de libre aprovechamientos
lo extraían unos 15 campamentos diseminados en la cuenca del río Guaniamo que
producían mensualmente unos 10 mil quilates métricos sin incluir el que se fuga
de contrabando por los caminos verdes de la frontera a través de los piratas
aeronáuticos que vienen de fuera con visa de turismo.
En Guaniamo, la vida era incierta, dura
y llena de vicisitudes. Viviendas
miserables y altísimo costo de la vida así como del combustible y herramientas de trabajo. El tambor de gasolina de 200 litros , por ejemplo,
que en Ciudad Bolívar se vendía a veinte bolívares, en Guaniamo costaba 500 y
las diversiones únicas eran la prostitución, el juego y el alcohol de todo tipo
y en grandes cantidades.
Entonces la extracción del diamante en Guayana era más atractiva que el oro. No produciamos tanto diamante
como el Congo, Ghana, Sudáfrica, Angola, Liberia o Tanganika, pero sí lo suficiente para animar la
economía de la región.
Vale decir que la producción de diamante 'de ese
año
(1974) fue la más elevada desde 1923, cuando
comenzó la explotación de los depósitos
aluvionales adyacentes a los cursos de
los ríos que surcan la Gran Sabana y la
región del río Yuruari.
La Oficina de Minas estimaba que
para ese año la producción estaría ubicada por encima de los 700 mil quilates métricos, algo así como
50 millones de bolívares (cuando el bolívar estaba casi
paralelo al valor del dólar), por los que el Fisco Nacional
percibiría el uno por ciento en concepto
de impuesto.
En 1972 la producción no llegó al medio millón de
quilates. El incremento de 1974 fue atribuido a la aparición a finales de octubre del año
anterior de una "bomba diamantífera" denominada "El Milagro", la cual
estaba situada en la zona del Guaniamo, al este de La
Salvación, en el Distrito Cedeño. Los
placeres diamantíferos del Guaniamo
databan desde 1971 y fueron los más
grandes encontrados hasta entonces.
Desde 1923 hasta 1969 los mineros
buscaron el diamante en los aluviones
de la cuenca del Caroni y del Cuyuní por el lado suroriental, entonces lo buscaban
por la región suroccidental, en las cuencas del
Cuchivero y del Caura.
Pero la meta importante del buen minero era y es poder dar con la con la roca madre del diamante. El
geólogo José Baptista Gomes, quien realizó estudios en tal sentido, comprobó,
junto con su homónimo. Darcey Pedro Svisero, que los diamantes del Guaniamo tienen el mismo origen de
las gemas africanas.
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