Rogelio Salazar es un margariteño de Santa Ana del Norte que cambió la
caña de pescar por una máquina fotográfica que lo ha acompañado en los lugares
de Venezuela donde han reclamado su presencia profesional.
Después de los fragores
del Porteñazo, todavía con el humor acuoso de la pólvora sobre la piel, llegó al Orinoco atraído por el paisaje del
que tanto oyó hablar a los navegantes, pero específicamente, por el periodista
José Luis Mendoza, un compañero de lucha tanto en el terreno político de la
izquierda como periodístico en tierra falconianas, quien ejercía la
corresponsalía del diario El Nacional en Ciudad Bolívar.
Rogelio Salazar se
residenció en la antigua calle de La Pica, en la misma cuadra de la Familia
Montes. Allí encontró a Carmencita Montes,
la que iba ser además de su cámara fotográfica, la compañera de por vida. Comenzó a trabajar en el Laboratorio
fotográfico de Nino Marchesse, un italiano también abortado por la miseria
fragorosa de la guerra allá en la mediterránea tierra del fascista Benito
Mussolini. Nino al llegar a la ciudad a finales de los años sesenta montó una
tienda donde todo costaba un real, pero luego de la atractiva novedad,
descubrió que tenía buen ojo para a fotografía y terminó montando el estudio
más cotizado de la ciudad. La verdad que el hombre tenía sensibilidad
artística, tanto así que los parroquianos bolivarenses lo connotaron con
remoquete de “El Ojo Mágico”.
Allí con todos los
hierros comenzó a trabajar Rogelio Salazar, alternándose con Nino ya en el
laboratorio, en el Estudio como en la calle desempeñando el oficio de reportero
gráfico del diario local El Bolivarense y de los diarios metropolitanos El
Nacional y La República.
Los hijos de Nino, Anita
y Pipo, se hicieron reporteros gráficos al lado de Rogelio Salazar, quien al
final saltó a la Orinoco Mining de Puerto Ordaz donde las perspectivas
económicas y profesionales eran muy superiores.
El 23 de marzo de 1966 llegó a la Orinoco Mining Company para una entrevista de trabajo y se quedó
ese mismo día con el cargo de
fotógrafo. Para entonces vivía en Ciudad Bolívar con su esposa, por lo
que tenía que viajar diariamente para poder cumplir. Entre este ir y venir, y
con tan sólo 20 días laborando en la
Orinoco, tomó la decisión de presentar la renuncia, lo que causó preocupación a
sus superiores, quienes le gestionaron una vivienda en Puerto Ordaz, y
fue así como se quedó en la empresa durante más de treinta años trabajando,
pero con mayor dedicación a la revista El Minero al lado de Pedro Acosta, Luis
Viteri Huerta, Leopoldo Villalobos y Carlos León.
Trabajó
en los laboratorios de El diario el Nacional de Caracas, La Esfera, la Mañana
de Coro, Diario de Occidente y Panorama.
Ha recibido el premio regional de periodismo “Andrés Roderick” 1984 y
premio municipal de periodismo Lucas Manzano en 1971. Recibido la Orden al Merito en el
trabajo en su 1ra y 2da clase.
En 1972 realizó una
exposición fotográfica de motivos
guayaneses en la Casa del Periodista de Ciudad Bolívar, con ocasión de
la entrega de certificados de asistencia al
curso de mejoramiento profesional
promovido por la AVP nacional y la
CVG y como parte de los actos con los
cuales iba a ser celebrada la semana del periodista.
La muestra fotográfica
comprendía paisajes de los tepuyes de la Gran Sabana, sus grandes saltos de agua,
indios guaraunos del Delta del Orinoco, monumentos históricos de Guayana, estampas de la
Ciudad Bolívar antigua y moderna, elaboración del casabe y otros temas
atractivos
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