Una
réplica del Rotor de Alejandro Otero que desde
1973 se exhibe permanentemente en el Museo de Bellas Artes de Caracas,
Soto quería tenerla en el Museo de Arte Moderno de su natal Ciudad Bolívar.
Otero donó los planos de su Rotor a la Casa de la
Cultura de Ciudad Bolívar que entonces se propuso una colecta pública para
construir la pieza artística y donarla al Museo Soto.
Minina Rodríguez Lezama, quien viajó a Caracas para
estar junto a su esposo Armando Gil Linares, director del Museo, en una reunión
de la Fundación Soto, prometió la colecta pública intensiva y extensiva para
hacer posible, además, un espejo de agua en la grama exterior del Museo en el
que estarían colocados petroglifos de Guri como punto de referencia
precolombina.
El espejo de agua y los petroglifos fue idea de Carlos
Raúl Villanueva, autor del diseño y proyecto del museo, pero esto se quedó en
deseo y promesa, Jamás, fuera de las
palabras, existió la voluntad de hacerlo realidad como tampoco aquel proyecto
de un Faro en la Carioca.
Alejandro Otero, cuyo nacimiento e infancia
transcurrieron entre El Manteco y Upata, realizó sus estudios en Ciudad Bolívar
antes de residenciarse en Caracas para estudiar artes plásticas en la Cristóbal
Rojas. Por ese hecho que lo marcó tanto
quiso dejar para la ciudad no sólo las obras pictóricas que se exhiben en el
Museo Soto sino la ya citada escultura del Rotor y otra consistente en un faro antorcha al final del Paseo Orinoco. La maqueta está en el Museo
Soto aguardando que algún gobernante la haga realidad.
Ciudad Guayana ha sido mejor
favorecida con las obras escultóricas de Otero: El Parque La Navidad, Integral
vibrante, 1098, frente a la plante de Sidor y la Torre Solar de Guri.
La escultura del Parque La Navidad
fue inaugurado el 2 de diciembre de 1988, con el
auspicio de la empresa C.V.G. Venalum, está constituido por un parque infantil,
un árbol de aluminio, un molino de viento, soldaditos de plomo, diferentes
juegos para niños, caminerías y áreas verdes. Aquí podemos observar la
escultura de un "Trolll", donado por los niños de Noruega, concebido
como una muestra permanente del espíritu de la Navidad en la ciudad y es
frecuentado por visitantes y residentes.
La Torre Solar de
Alejandro Otero, de 50 metros de altura por 53 de diámetro en la parte
superior, instalada en la Plaza La
Democracia, es como dice Alfredo Boulton “una estructura de encajes, que
sobre el cielo negro va formando diferentes tramas de hilos de acero que
parecen cien telas de araña superpuestas que giran alrededor de la gran columna
de metal, sobre la cual se reflejan, en lento ritmo, las luces de la noche. Es,
en ese instante, un instante de la mayor importancia. Nace un nuevo idioma plástico en medio de un gran centro
industrial. En lentos movimientos rotan los dos grandes cuerpos circulares: "dos
turbinas eólicas superpuestas, girando cada una en un sentido inverso sobre un eje
al final de un cilindro de concreto revestido de placas metálicas en el que se utilizaron 57 toneladas
de acero inoxidable", según refiere Otero. Las aspas cóncavas hacen girar todo el cuerpo superior de la escultura, el cual como
un satélite espacial va moviéndose en
absoluto silencio, por el aire, donde estallan miles de soles desde los
módulos de acero, en su recorrido por las luces del día. Silenciosamente, como
en un sueño, la Torre Solar va dando al cielo un nuevo sentido de habitabilidad
aérea…”.
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