Si
vamos a Guri seguro nos encontramos con una obra de Domingo Álvarez, lo mismo
ocurre si vistamos el Museo de Ciudad Bolívar.
Pero nada tiene que ver este Domingo Álvarez con el que gobernó al
Estado Bolívar entre 1974 y 1975.
El primero de los nombrados es un arquitecto, un
artista del mundo plástico, y el otro un abogado y político ya extinto en
condiciones precarias de salud, pero buen tribuno y de admirable calidad
humana Coincidencia, el nombre de ambos
resonaron en 1974, uno por Gobernador y el otro por donante de una obra al
Museo de Ciudad Bolívar.
Efectivamente, el artista Domingo Álvarez, en el mes
de mayo, dono al Museo de Ciudad Bolívar una obra de relevante dimensión
titulada “Paisaje Verde”. Acababa de
recibir el Primer Premio en el Concurso al cual concurrieron artistas como
Harry Abend, Alejandro Otero y Víctor Valera.
En esta obra que podemos apreciar en el Museo de
Ciudad Bolívar, Álvarez evidencia tres
de las principales ideas que, una vez superada la referencia surrealista, se concreta en tres problemas básicos:
multiplicación del espacio, creación de espacios internos y repetición
interminable en el espacio de los
colores primarios en la luz (rojo, azul
y vede) magnificados por el uso de espejos en cámaras y ambientes donde la luz-color se multiplica en el
infinito.
Domingo Álvarez, ha realizado exposiciones
individuales en Caracas, Nueva York, donde expuso “Sala de Espejos Mutantes”
(1971), Basilea, Paris, entre otras ciudades y en calidad de arquitecto, su
profesión universitaria, diseñó la
Plaza La Democracia donde se levanta la Torre Solar de
Alejandro Otero en Guri.
En 1972 expuso “La Gramática del espacio”(en
la foto) que a decir de Alfredo Boulton
es la utilización de materiales imprevistos en la expresión contemporánea de
las artes plásticas con los cuales logra a veces resultados de una gran
belleza. Con un sabio juego de espejos
la imagen se repite interminablemente y logra dar la infinidad del tiempo.
Este artista es dominicano, pero reside en Venezuela
desde 1937. Estudió arquitectura en la UCV y en Italia hizo un posgrado en
urbanismo (Instituto Universitario de Arquitectura, Venecia. Profesor de
urbanismo en la Facultad de Arquitectura desde 1961, obtuvo por concurso la
cátedra de composición en el taller Carlos Raúl Villanueva de esa Facultad, la
cual ejerció hasta 1979. En 1964 realizó el primer cubo de su serie de Cubos de
espejos: una caja cerrada en la que podía contemplarse su interior a través de
un visor de 160°. En 1965, con José Ignacio Cabrujas y Rolando Peña, presentó
Homenaje a Henry Miller (UCV), que tras las experiencias multidisciplinarias
unió en Venezuela por primera vez danza, teatro y cine. En 1967, con un
proyecto de instalación donde planteó utilizar espejos transparentes, a escala
urbana, gana el primer premio en un concurso organizado por la empresa Montana.
Entre 1967 y 1969 formó el grupo Comunicación e Imagen, con el que concibió y
realizó la exposición "Minas y petróleo", instalada en el Parque El
Conde para el Ministerio de Minas e Hidrocarburos. La exposición era un
espectáculo audiovisual que ocupaba varias salas a través de nueve ambientes.
En 1968 participó en el XXIX Salón Oficial, con la obra titulada La calle, que
ganó el Premio Marcos Castillo creado por la Oficina Central de información
(OCI) para obra experimental. En La calle,
Álvarez propuso una imagen de la ciudad, ordenando una
serie de objetos dentro de una cámara de refracción de reducidas dimensiones
que, por efecto de la disposición de los espejos, creaba un espacio virtual que
reproducía al infinito la imagen de La calle.
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