Recopila las crónicas que diariamente vengo publicando en el Correo del Caroní y Red Social
domingo, 15 de septiembre de 2013
El popular Chinchorro de Moriche
El primitivo y actual chinchorro de moriche
de exclusiva manufactura guayanesa se está poniendo costoso y escaso
como el curagua que se fabrica en Aragua y en el vecino Estado Monagas.
Los moriches, elegantes y erectas palmeras de la
sabana húmeda, están extenuados de tanto producir cogollos para la hilaza del
chinchorro y durante este verano prolongado se 1976 que tan reclamado era el
chinchorro para pasar las calurosas siestas o dormir en las noches sofocadas
del estío, no hubo ni un cogollo para la tejedora.
Dicen los guayaneses que acostumbran ir a comprar en
corredores y portales del Paseo Orinoco
que el popular chinchorro de
moriche está dejando de ser tal para ponerse al mismo nivel de curagua que por
su calidad y escasez llega a costar tanto como una buena cama confortable. El
curagua tiene la ventaja de que se puede lavar y mientras sea el número de las
lavadas mayor su confortabilidad.
No ocurre lo mismo con el chinchorro de moriche que a
pesar de vivir la palmera en la humedad se niega a convivir con ella cuando es
convertida en una maya y cama colgante.
A falta del chinchorro de moriche y del cumare que
algunas veces nos vienes del Amazona,
los guayaneses están mirando hacia la frontera por donde pasan
llamativas hamacas brasileras, tan anchas que en ella podrían descansar hasta
dos o tres personas. También son costosas estas hamacas y se han puesto de moda
desde que las comunicaciones con Santa Elena de Uairén y Boa vista se hicieron
más frecuentes a través de la carretera que hasta allá penetra desde El Dorado.
El chinchorro de moriche, la hamaca y raramente el
curagua, no faltan en la casa del guayanés. Desde la humilde choza hasta la
quinta lujosa hay uno o más chinchorros
colgados en espera de su cliente.
En “El Espacio
de Elba”, página por internet, encontré por coincidencia una crónica sobre
estos dos chinchorros, El de Moriche y el Curagua. Elba que reside fuera de Venezuela dice tener
dos chinchorros, uno de moriche y otro de curagua que ignora con
precisión donde fueron elaborados, supone que en comunidades indígenas de Venezuela.
El de moriche, de color tabaco semi claro no tiene randas, es si a
ver vamos feo, su trama es compacta como si fuera un colchón de esos que
se usan para las espaldas afectadas por intensos dolores como la mía y
que se llaman ortopédicos. Las indigenas usan para confeccionarlos la palma moriche,
la que ondula altiva al viento sus abanicos verdes y que sirve de
resguardo de amores en el llano, cuando forman dosel sobre los cuerpos
abrazados en el morichal.
El de Curagua es color blanco hueso, es amplio, es tipo
matrimonial … Igualmente es una de las artesanías, un arte
exquisito, elaboradas por las indígenas con esta fibra
proveniente de una planta que se cultiva en mi Venezuela.
Amo estos chinchorros!. Sabiendo como aprecio y atesoro las cosas
autóctonas de mi País, su folklore, su artesanía, la cultura de su gente,
me fueron regalados por mi hijo mayor, hace ya algún tiempo … Ahí están
guardados , con sus icos, a la espera de una alcayata de las que colgarían para
desplegar toda su belleza…
Pero como cambia la vida de la gente y de las cosas…Me entero que
un filósofo venezolano (se refiere a Carlos Torrealba) se adentra en el "mundo de
posibilidades" que ofrece a la vida sexual un trozo de tela colgada, en su
obra "chinchorro sutra" "El arte del amor y el sexo en un
chinchorro”.
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Hola Américo, me fui hasta “El Espacio de Elba” y comenté que el chinchorro de curagua es elaborado en Aguasay, estado Monagas y la invité a conocer más sobre esta obra de arte visitando https://curagua.co.ve/blog/
ResponderEliminarCompre uno en margarita, ciertamente costoso, comodo y fresco.
ResponderEliminarYo tengo uno hace 9 años que me lo trajeron de Guayana y aún se mantiene nuevecito...!
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