Ley
del Instituto para el Rescate y Conservación del Patrimonio Histórico y
desarrollo Cultural del Estado Bolívar, aprobó la Asamblea Legislativa en 1974 y
empezó a funcionar a partir de enero del próximo año 1975 con un presupuesto
del medio millón de bolívares.
La Ley fue aprobada justamente en la sesión última del
periodo ordinario de ese año para regir al organismo que se encargó de rescatar
todos los valores que constituyan el patrimonio histórico y cultural de Guayana
y propendió a su desarrollo y divulgación.
El doctor José Rafael Miranda, Consultor Jurídico de
la Legislatura y autor del proyecto que
fue presentado por la fracción parlamentaria de Acción Democrática, informó que
el Instituto fue creado para funcionar a través de un consejo Consultivo
formado por instituciones y personalidades, nunca mayor de nueve, que tuvieran
que ver con los fines del mismo, y un Consejo Ejecutivo que se encargado de la
Dirección y Administración del Instituto.
El Consejo Ejecutivo, encargado a su vez de nombrar al
Consejo Consultivo, lo integraban el presidente de la legislatura, el Director
de Educación del estado, un miembro de
la Academia de la Historia y un representante más, nombrado dentro o fuera del
seno de la Legislatura.
El Consejo Consultivo y el Consejo Ejecutivo del
Instituto se instalaron en la histórica casa del Congreso de Angostura. Lo primero que se planteó el Ircopahidec fue montar una Galería
de Ciudadanos en el mismo l edificio donde en 1819 se reunió
el célebre Congreso de Angostura que en ese momento estaba en proceso de
restauración y un Panteón para Próceres Civiles y Militares, en la antigua
capilla de las Siervas del Santísimo Sacramento de la calle Rosario. El Arzobispo Monseñor Crisanto Mata
Coya, ofreció donar el inmueble al IRCOPAHIDEC tan pronto como acabara la restauración de la Catedral.
En la Casa de San Isidro el Presidente de la República, Carlos Andrés Pérez, recibió de Phillip John
Hamilton—Grierson el manuscrito original del Discurso de Angostura. El IRCOPAHIDEC colaboró con la C.V,G., en la
preparación del acto, y en funciones de asistente fui solicitado con
urgencia para que se localizara en el
Cementerio de la Plaza Centurión el sepulcro del Coronel
Hamilton, tatarabuelo del donante; pero no se encontró la tumba, debido a que los' Libros de Registro se perdieron; y hubo que
distraer con una excusa la solicitud del señor
Hamilton—Grierson, lo que demuestró con clara evidencia
que, en una ciudad con tradición histórica como la nuestra, no debería faltar un Panteón de Próceres Civiles y Militares para honrar la memoria de
sus notables.
Todas las acciones constructivas del hombre deben tender a la buena
formación de la personalidad colectiva y honrar el pasado
noble es uno de los factores imprescindibles
para lograrlo; la escuela abre la conciencia del niño a la idea, que es abstracta,
pero los símbolos la concretan en su mente, la corporizan, la hacen tangible. Dentro de esta concepción, encaja sin dificultad el Panteón para
Próceres Civiles y Militares de Guayana, que debería ser
imitado, con sus demás principios, por
todos los Estados de la República si es que se quiere alcanzar una inquebrantable y pétrea
solidez en la estructura de la nacionalidad venezolana.
El Presidente fundador del IRCOPAHIDEC fue el entonces
cronista oficial de la ciudad doctor José Eugenio Sánchez Negrón, sustituido
después de su fallecimiento, por la Profesora Lourdes Maestracci y finalmente
por Américo Fernández (5/7/86), en tiempos del Gobernador Andrés Velásquez. El Instituto fue disuelto al dictar el
Congreso Nacional la Ley de Patrimonio Cultural de la Nación.
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