La
misma expedición de estudiantes y profesores universitarios que en abril de
1965 descubrió los petroglifos de Guri; así como material de cerámica y un
cadáver de la época pre-colombina, realizo posteriormente (1968) importante
hallazgo, de la misma naturaleza, en una zona de la cuenca del río Yuruary, a
diez kilómetros de Guasipati.
Adrián Lucena
Goya, Oscar Carrizales. Roselia Ortiz y Alfredo Inaty, integraban el equipo
expedicionario de arqueología de la
Escuela de Antropología de la
Universidad Central de Venezuela.
En esta zona, localizada gracias a la colaboración del
minero calloense Jorge Griffin, no fue explorada con la misma dedicación
empleada en Guri; sin embargo, encontraron grabados en rocas, muchos de los
cuales estaban desapareciendo por la acción erosiva de las aguas del Yuruary
que durante el invierno suben hasta allí.
Se trataba de
rostros o mascarones que según Alfredo Inaty resultaban difíciles de precisar
en cuanto a su origen y fin, pero que comparados con los de Guri, presentan una
técnica completamente distinta. Consideraban
difícil determinar cuál de los
petroglifos –si los de Guri o los del Yuruary- eran más antiguos, pero aseguraban
que ambos son pre-colombinos. Inaty era de la opinión cuando lo entrevistamos,
que valía la pena organizar una expedición como la que fue a Guri para explorar
bien esta zona.
El Gobernador de entonces, no recuerdo si Luis Raúl
Vásquez Zamora o Rafael Sanoja Valladares, entusiasmado por los descubrimientos
en Guri hacía tres años, ofreció (todo quedó en ofrecimiento) crear un centro
de investigaciones antropológicas de acuerdo con la Escuela de Sociología y Antropología de Caracas, igual a los que funcionan en los Territorios Amazonas y Delta Amacuro,
Estado Lara, Zulia y Nueva Esparta. Es decir, no solamente para excavaciones
arqueológicas, sino también para el estudio lingüístico, etnográfico, folklore,
sociología rural y urbana del Estado.
Desde finales de la década del 60 hasta mediados de
los 80 se registró la mayor investigación de petroglifos en la región Guayana,
el Alto Orinoco, el Bajo Caura, el río Yuruary, los Saltos de la Candelaria y
en mayor cercanía a Ciudad Guayana los localizados en la zona de Arimagua en el
río Caroní y en el cañón de Nekuima actualmente sumergido bajo las aguas del
Lago de Guri fueron los lugares con mayor profusión de petroglifos.
Actualmente, muchos de los petroglifos rescatados se
encuentran en museos de Caracas, en el Museo de Ciudad Bolívar, en Museo Bellas
Artes y el Parque Los Caobos; otra parte se distribuyó para la exposición de
arte permanente en la presa hidroeléctrica Simón Bolívar.
Según el doctor
Eduardo Jahn, Guayana es la región de Venezuela más rica en Petroglífos.
Él estuvo durante años dedicado a localizarlos y a mí me tocó
acompañarlo a cierta locación durante un fin de semana a 25
minutos por lancha desde San Pedro de Las Bocas y luego de trasponer varios
y peligrosos raudales.
Orientados por
el experto minero Carlos Amaya y el brasileño Eugenio Tomas, el doctor Eduardo Jahn y este periodista llegamos hasta lugares distantes uno del otro para reseñar dos petroglífos a punto de desaparecer bajo el represamiento de las aguas del Caroní..
Se trataba de un rostro con radiales y de las figuras del Danto,
interesantes desde el punto de vista arqueológico
y por el hecho de haber sido hechos por personas muy antiguas en regiones
despobladas y de muy difícil acceso.
Naturalmente
que no son petroglifos de la misma
importancia técnica y estilística del petroglifo denominado "Los Tres Indios", hallado hace tiempo a una hora de camino de Caicara hacia La Urbana, pero como ya se ha señalado tiene valor arqueológico.
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