El 9 de agosto de 1966, a causa
de una afección renal y a la edad de 81 años (había nacido el 22 de febrero de
1884), dejó de existir don Jorge Suegart, director del diario vespertino “El Luchador”, fundado por él y su
hermano Edmundo Suegart, tras la clausura del diario “El Anunciador”, herencia de su padre de origen francés y activo
militante de la causa liberal.
Jorge
Suegart y Edmundo Suegart eran los únicos varones de una familia de siete
hermanos, todos formados en la capital bolivarense bajo la paternidad del
General Agustín Suegart y doña Hortensia Ferrer de Suegart, cautivos de por
vida de la industria tipográfica que le dio vida a un diario donde se
simplifica la historia grande y menuda de gran parte de la Ciudad Bolívar del
siglo veinte.
Cuando
murió Agustín Suegart, su hijo Jorge apenas contaba diecinueve años y a esa
edad asumió la dirección de El Anunciador
que luego fue clausurado por un editorial que criticaba las desviaciones del
gobierno castrista. Al fin el Presidente
Castro accedió reabrir el diario vespertino pero con otro nombre. Edmundo le puso “El Luchador” y con ese
nombre reinició una aventura periodística cuidadosa y más de las veces
complaciente con el régimen para poder sobrevivir y evitar la suerte de otros
medios impresos.
Edmundo
Suegart, casado primero con Elena Margarita Liccioni y posteriormente con
Graciela Martínez Espino, decidió residenciarse en Caracas y allí fundó el
diario “La Esfera” cuyo primer número
salió el 16 de marzo de 1927 y luego el diario Ahora.
Mientras
Edmundo Suegart estuvo al frente de El
Luchador, Jorge Suegart desempeñó varios cargos públicos, entre ellos,
director de Fomento y Estadística y diputado a la Asamblea Legislativa. En 1926, asumió la dirección de El Luchador y modernizó la Editorial La Empresa que había comenzado
a principios de siglo con una imprenta
de vapor y ya ese año disponía de lo más avanzado de la tecnología de impresión
con rota-plana y una batería de linotipos
de lo más avanzado.
A
raíz del fallecimiento de Jorge Suegart, El
Luchador entró en un proceso de liquidación por voluntad de cada uno de sus
cuatro herederos.
El
vespertino guayanés había sido fundado en 1893 con el nombre de “El Anunciador”
y en 1905 adquirió el nombre de El
Luchador. Se inició como diario tres
años después que apareció el primer número del diario “La Religión” considerado como el decano de los periódicos
venezolanos.
El Luchador fue fundado por don Agustín
Suegart y después de muerto fue dirigido por su hijo Jorge, mientras su otro
hijo, Edmundo, se fue a Caracas a fundar el diario La Esfera.
Después
de 70 años el decano del diarismo en provincia se veía en peligro inminente de
desaparecer. La crisis familiar que
terminaba con la liquidación de la empresa tipográfica mejor dotada del oriente
venezolano, comenzó a raíz de la muerte de Jorge Suegart.
Su
hijo homónimo se hizo cargo de sus funciones, pero al entrar en proceso de
liquidación fue reemplazado por el
liquidador Humberto Figarella.
Veintiún
empleados y obreros, dada la situación, acudieron a la Inspectora del Trabajo
asistido por Francisco E. Bonilla, secretario de reclamos de la Federación de la UTIG, para plantear el pago de sus
prestaciones sociales, aún cuando el representante de la empresa, Humberto
Figarella, alegaba que las prestaciones serían pagadas cuando fuese
definitivamente liquidada la empresa y
que mientras tanto continuaban vigente las condiciones de trabajo previstas en
el contrato colectivo. Para entonces,
los dueños del vespertino bolivarense de
la calle Venezuela consideraban varias ofertas de compra.
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