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viernes, 6 de septiembre de 2024
ORFEÓN UCV--TRAGEDIA 1976
3 de septiembre de 1976… Es de madrugada. El padre Francisco Dolores está en la casa parroquial de Angra do Heroismo, poblado ubicado en la isla Terceira del Archipiélago de las Azores (Portugal). La noche es lluviosa y los vientos de 120 kilómetros por hora de la tormenta Emmy chocan con las casas de este pequeño lugar, que se levanta en pleno Océano Atlántico. Un ruido estrepitoso lo obliga a tomar su Volkswagen y averiguar qué ocurrió, pero la visibilidad es casi nula. Luego de unos minutos de recorrido, encuentra un bulto ensombrecido casi irreconocible. Al acercarse, se da cuenta que es la cola de un avión. Dentro, se topa espantado con el cuerpo de un hombre y una mujer. La mano del caballero sostiene un diapasón. Sigue hurgando y consigue una partitura titulada “Gloria al bravo pueblo”. El cadáver pertenece a Vinicio Adames y el resto de los caídos en esta tragedia son los integrantes del Orfeón Universitario de la Universidad Central de
Venezuela.
El Orfeón Universitario de la Universidad Central de Venezuela fue creado en 1943 durante la rectoría del Dr. Rafael Pizzani y bajo la conducción del Maestro Antonio Estévez. Pionera de las agrupaciones corales universitarias venezolanas, es el coro activo más antiguo del país, “Voz plural más conmovedora de la Universidad Central de Venezuela” y “Patrimonio Artístico de la Nación”. El Orfeón Universitario tiene una trayectoria que le ha valido el reconocimiento de la comunidad nacional e internacional, desarrollando una intensa actividad de conciertos y proyectos extraordinarios orientados a la difusión del canto coral y a la promoción del movimiento coral universitario venezolano.
Los hechos
El 3 de septiembre de 1976, el avión C-130 “Hércules” de la Fuerza Aérea Venezolana que transportaba al Orfeón Universitario con su director, el maestro Vinicio Adames, se estrelló a 200 metros de la pista de Lages en Texeira, una de las 9 Islas de Las Azores. Murieron en el accidente, 68 personas entre tripulantes y coralistas. Para muchos, ese 3 de
septiembre hace 48 años, significa la “hora más negra de la Universidad Central de Venezuela”, mientras que para otros es la “caída de los ángeles”. Ello, como una forma de recordar una tragedia que enlutó a centenares de hogares venezolanos, cuando en las Islas Azores ese avión que trasladaba a los Orfeonistas se precipitó a tierra.
Todo empezó cuando la agrupación vocal recibió una invitación para participar en el Festival de Canto Coral a celebrarse en Barcelona, España. Con la intención de hacer historia fuera del territorio nacional, los más de cincuenta jóvenes que conformaban el Orfeón Universitario vencieron cualquier obstáculo, entre ellos la falta de recursos económicos, razón que les impidió que viajaran en una aerolínea comercial. El entusiasmo nunca desvaneció y aún así en una aeronave que no contaba ni siquiera con asientos, decidieron emprender su viaje al continente europeo.
Son muchos los factores que se han señalado como desencadenantes de la tragedia, ninguno confirmado hasta la fecha, entre ellos los terribles vientos y la nula visibilidad que provocó la confluencia de las tormentas Emmy y Frances, así como los problemas técnicos de la Torre de Control de Lages. Investigadores autorizados dicen que en la caja negra del avión quedó grabada no sólo la conversación entre los dos pilotos, sino las voces de los orfeonistas cantando el Himno Nacional y la de Vinicio Adames, director de la agrupación coral, tratando de transmitirle calma a sus muchachos.
En el fatal accidente perdieron la vida 68 personas, entre ellas 52 integrantes del Orfeón Universitario, la mayoría jóvenes de 20 años, once oficiales de la tripulación y cinco acompañantes. Más de cuatro décadas después de este incidente, puede escucharse al Patrimonio Artístico de la Nación honrando la vida de estos ángeles caídos:
Adiós, adiós, maripositas blancas,
Adiós maripositas amarillas
Que salen a gozar de la mañana…’
Pueda que los cuerpos de Vinicio Adames y de los coristas ya no estén, pero su memoria sigue presente en cada agrupación coral. Esto se comprueba en la proliferación de conjuntos vocales que surgieron después del 3 de septiembre. El canto coral pasó a convertirse en una expresión casi obligatoria de la música en el país. Por eso, a 48 años de la tragedia de las Azores, recordamos con orgullo el legado que estos grandes dejaron a Venezuela entera, a nuestra UCV y a nosotros los Ucevistas. Lo que en su momento fue una tragedia que entristeció al arte venezolano, hoy es “Un canto infinito de paz”, como profesa el himno de nuestra querida Alma Mater.
Seis meses después del siniestro, el 27 de marzo de 1977, nació un nuevo orfeón, el cual fue declarado Patrimonio Artístico de la Nación en 1983.
(Cortesía egresada UCV)
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