Ya sentado y asentado de nuevo en Miraflores tras el llamado “Carmonazo”, el presidente Hugo Chávez pidió a todos los sectores de la sociedad venezolana la unidad y la reflexión. “Yo también tengo que reflexionar y ya lo he hecho en estos últimos días. Vengo dispuesto a rectificar donde tenga que rectificar, pero no sólo puedo ser yo, sino todos”, dijo, al tiempo que reveló que el día que estuvo retenido en La Orchila, le acompañó el cardenal José Ignacio Velasco, con quien oró y a quien pidió perdón. Dijo que para el 18 de abril (2002) reuniría el Consejo Federal de Gobierno con participación de alcaldes y gobernadores y que a partir de allí se comenzarán mesas de diálogos abiertas para buscar soluciones y propuestas a los problemas del país.
Exigió de sus seguidores respeto “a la dignidad, ninguna retaliación, ni cacería de brujas, aquí no habrá irrespeto a las libertades”. “Invoquemos a Cristo y llenémonos de paz, hace falta paz espiritual en estos momentos en el país”.
Para Chávez “estos acontecimientos que trajeron sangre y dolor deben ser una gigantesca lección. Que todos seamos capaces de leer esa lección, de apreciar señales para corregir y profundizar”. Reiteró que en Venezuela “hay un gobierno legítimamente constituido. Que hay una Constitución aprobada por el pueblo”.
El jefe de Estado calificó como un error la destitución pública de miembros de la nómina mayor de la industria petrolera y expresó su deseo de enmendar la decisión: “Esa no era la manera de hacerlo. No corresponde a un mandatario esa función”, dijo.
Defendió la actitud del general Lucas Rincón durante la sublevación militar y anunció que se mantendrá como inspector de la Fuerza Armada. Dio a conocer los nuevos nombres del Alto Mando Militar: Bernabé Carrero Cubero, jefe del Estado Mayor Conjunto; Nelson Verde Graterol, jefe del Cufan y Julio García Montoya, comandante del Ejército. Ratificó a los generales Belisario Landis, Régulo Anselmi y Jorge Sierralta como comandantes de la GN, Aviación y Armada, respectivamente. Prefirió no hacer comentarios sobre el futuro del general Manuel Rosendo.
El 28 de abril lo anunció y al día siguiente juramentó a José Vicente Rangel como vicepresidente de la República en reemplazo de Diosdado Cabello. En esa posición permaneció cinco años, es decir hasta el 8 de enero de 2007, fecha en que tomó posesión Jorge Rodríguez. JVR fue el más longevo de todos los que han ocupado dicho cargo durante el gobierno de Hugo Chávez.
El general en jefe Lucas Rincón Romero, ministro de la Defensa fue ratificado en su cargo hasta julio de 2002, no obstante que en la madrugada del 12 de abril durante el golpe de Estado de 2002, el general Rincón, a nombre del Alto Mando Militar venezolano, había anunciado que le habían solicitado la renuncia a Chávez, y afirmó que éste había aceptado, lo cual fue desmentido posteriormente.
Mientras tales acontecimientos conmovían a la nación, los bolivarenses se manifestaban consternados por el prolongado secuestro de que fue objeto el joven ganadero Alejandro Miguel Vargas, quien había sido secuestrado a las puertas de su finca en la vía Ciudad Piar-La Paragua, pero el 26 de abril, hacía ya 38 días estaba de regreso en su hogar tras el operativo montado por los cuerpos de seguridad del Estado que lo rescataron en un sector montañoso en esa misma zona, cercano al lago de Guri, muy al sur de la represa. De acuerdo a sus explicaciones y a las versiones policiales, no se pagó rescate ni hubo enfrentamiento. La presión incesante de los grupos del Cicpc, la Guardia Nacional y la BTOE de la Policía estadal logró que el ganadero fuese dejado libre mientras los secuestradores, todos colombianos, huyeron. (AF)
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