José Simón Escalona fue el
principal promotor de la Compañía Regional de Teatro creada en Ciudad Bolívar
en 1991 durante la gestión de Andrés Velásquez.
Al fin, era una deuda con los moradores que han dado sus vidas por las
artes escénicas desde mucho antes de 1883 que fue inaugurado el Teatro Bolívar
en la entonces gran ciudad capital del Orinoco.
Todos los circunstantes
estallaron de alegría el día en que la Concha Acústica la compañía estrenó su
primer montaje dedicado al héroe de Chirica.
Pero, la Compañía, podríamos decir, murió al nacer porque la perversidad
política en este país siempre ha conspirado contra a continuidad
administrativa.
José Simón Escalona, el hijo
predilecto de su padre homónimo, quien fue profesor de castellano y literatura
del Liceo Peñalver, debe estar muy triste y, no es para menos.
Su Padre que fue, durante el
gobierno de Diego Heredia Hernández, Director de Educación y Cultura, y su
madre, maestra, vivían en calle La Concordia
y al final tuvieron que marcharse a Caracas, donde José Simón Escalona completó
sus estudios hasta graduarse de Profesor en Educación Artística, mención
audiovisual.
En 1970, tras haber cumplido
sus estudios y haber demostrado su vocación de dramaturgo, José Simón Escalona viajó al exterior a
buscar otros lenitivos para su carrera vocacional. Estuvo en
México, Puerto Rico, Santo Domingo y Miami, escribiendo telenovelas y haciendo
teatro.
En 1981 montó su obra teatral “Marilín la última pasión”,
protagonizada por Javier Vidal, en
un festival internacional que no fue más
que una reminiscencia de su infancia en
Ciudad Bolívar,
José Simón Escalona creó y
dirigió en Caracas ya de vuelta, el “Grupo Tejas”. Trabajó hasta que fue cerrado por el Gobierno
de Hugo Chávez, en Radio Caracas Televisión. Escrito medio centenar de telenovelas
y el libro “Amargo de Angostura” metáfora que narra sua primeros tiempos en Ciudad
Bolívar.
Unas de las telenovelas más populares de JSE fueron Los Donatti, María María y Mabel Valdés protagonizada por Marina Baura, Raúl
Amundaray y Gustavo Rodríguez.
Su formación como libretista
se la debe en parte a José Ignacio Cabrujas,
Salvador Garmendia y Ligia Lezama, bolivarense, por cierto. Ellos le enseñaron a escuchar los cuentos
de los extraños, de los conocidos en
general, sus situaciones y, en fin, fabricar vidas y emocionantes personajes de
la vida posible o real. De manera
que este bolivarense de la calle Concordia se ha pasado la existencia construyendo
héroes cotidianos para la gente con situaciones que pasan, teniendo siempre en cuenta que lo auténtico de la vida es el amor y la gente quiere ser
feliz en aras del amor. (AF)
No hay comentarios:
Publicar un comentario