En Ciudad Bolívar se cuentan milagros de la Virgen del Valle,
entre ellos, uno de un jueves de marzo de 1950, a las siete de la mañana, los
Saltos de Mariba que antecede al Salto Aripichi en la desembocadura del Río
Icabarú en el Caroní, que repercutió hondamente en la población guayanesa. Dos curiaras grandes cargadas de mineros,
entre ellos, José Urbano Taylor, Secundino Marcano, Miguel Requena Mister Ocona
y José Peña, entre cincuenta de ellos, naufragaron y todos se salvaron
incluyendo un saco o costal con 80 kilogramos
de granos herramientas y ropa que, y he aquí el milagro, flotó y navegó sin hundirse no obstante su peso,
hasta el lugar ganado a nado por los mineros.
En ese momento angustioso, José Peña exclamó cargado de fe que ese saco
no podía irse al fondo porque “la Virgen del Valle no se ahoga”. Dentro envuelto en la ropa había colocado antes de partir, una estampa
de la Virgen. (AF)
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