lunes, 31 de diciembre de 2018

LOS BAILES DE FIN DE AÑO

Antes de la década de los años cuarenta había en Ciudad Bolívar los llamados “Bailes de salón”, y en Año Nuevo destacaba el del Club de Comercio entre las calles Orinoco y Constitución. Allí era el gran baile de la alta sociedad citadina en ocasiones importantes como la de Pascuas y Año Nuevo. Nos cuenta la gente que vivió ese tiempo que músicos como el viejo Requesen, Víctor Zenón Ortíz, Manuel Antonio Díaz Afanador y muchos otros, tocaban en esos bailes selectos a donde iba la crema y nata de la sociedad angostureña. Los bolivarenses como los caraqueños estaban al día con la moda europea. Vestían frac, smoking o trajes de paltó azul marino combinado con pantalón crema de lanilla con rayitas; sombrero de pajilla y corbata “chateclé”, mientras las damas exhibían sus romantones y zapatillas de la época de Luis XV. Entonces se bailaba el vals, el pasodoble, la polka y el fox – trot. En las mesas se servía jamón Ferry, turrón Alicante, almendras y se brindaba con licores importados de las mejores bodegas europeas. A otros niveles, en la periferia, las fiestas eran más sencillas. La gente prefería el Primero de Enero para divertirse con las comparsas que recorrían la ciudad, entre ellas, la burriquita, el sapo, el pájaro piapoco y el sebucán con el maestro Alejandro Vargas y Nicanor Santamaría a la cabeza acompañando a Rafaela Martínez, Chichí Arias, Emenegilda Flores, las hermanas María, Matilde y Julia Farfán, los hermanos Pantoja, los Tabare y la singular Negra Pura. Estaban de moda las vitrolas ortofónicas que el comerciante Pedro Montes alquilaba tal como Edelmiro Lizardi lo estuvo haciendo después con aparatos de sonido y rockolas. Con estos artefactos las familias podían poner su fiesta. A la vitrola – RCA Víctor – había que darle cuerda con una manigueta y cambiarle la aguja de acero cada vez que tocaba dos o tres discos. Pololo, un empleado de la gobernación, se había hecho popular con una portátil que podía sacar fuera de su casa para sentarse en una esquina a darle serenata a su novia, una Valladares que vivía cerca de la bodega de Blas Caruso y vestía de amarillo el primero de enero en la creencia de que ello le depararía un año con suerte. Las comparsas eran una tradición de Año Nuevo. El primero de Enero recorrían las calles de la ciudad y gran promotor de ellas fue el Negro Alejandro Vargas con su inseparable guitarra. Hoy cuando muchas de estas costumbres y tradiciones han variado o desaparecido, nos encontramos ante la proximidad de un nuevo año y estamos como quien dice dispuestos y preparados para cumplir de alguna manera con el ritual de la celebración. No necesitamos disfraces para llorar el año viejo que se va como es costumbre en las comparsas del Oriente. Estaremos, caras frescas y bien despiertas, durante las doce campanadas, saboreando las uvas del tiempo que nadan en el líquido transparente u oscuro que parece darnos más vida de la que ordinariamente manifestamos. Estaremos, en fin, solidarios como el Sumo Papa proclamando paz y felicidad para todo el mundo. Estaremos con nuevo Sol despuntando siempre por el Oriente y cabalgando sobre el lomo de la Tierra en otro periplo traslaticio, bajo su luz que nos alumbra para que la eternidad sea cada vez más clara a los ojos de la ciencia.(AF)

3 comentarios:

  1. No era mi época,pero si conocí al juglar de guayana,el negro Alejandro Vargas,con du inseparable guitarra,y su voz fuma,y también a la negra Pura en las comparsas de carnaval,que partían desde el paso Arauca,que creo era du lugar de residencia por cierto vecina de Alejandro Vargas,que vivía comenzando la calle Carabobo cerca de la plaza Centurión,relativamente eran mis vecinos ya que me crié por el cerro el Zamuro vecino a una famosa bodega de la época llamada Cantaclaro,también por cierto era vecino Pedro Collins sempiterno diputado por URD,al que también tuve el placer de conocer ��������

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  2. Alejandro Vargas,con su voz fuña quise decir,porque realmente Alejandro Vargas,era fuño al hablar pero cosa curiosa cuando cantaba no se le percibía lo fuño 😜🙏

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  3. De las hermanas Farfán, Matilde Farfán fué una de las destacadas. Mi siempre recordada abuela Matilde Farfán de Escobar. Sus hermanas las conocí y disfruté mucho su compañía siendo apenas un muchacho de 10 años, más o menos. Mis tías María y Julia, hermanas de mi abuela Matilde de la Av. 19 de Abril en Hipódromo Viejo. Mi madre María Magdalena siempre nos habló de la participación de mi abuela en esas fiestas de Fin de Año y de Csrnaval en el Club se Comercio. Lindos recuerdos que hacen historia.

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