domingo, 27 de noviembre de 2016

Los elefantes blancos de Angostura



El Gobierno Regional, cuando hablo de Gobierno Regional puede ser el de ayer o el de hoy aunque los titulares sean diferentes, pero con la obligación moral y legal de continuar la obra comenzada por el otro aunque sea redimensionada o modificada.  Lo importante, en todo caso,  es que los dineros del pueblo o del Estado no se  malgasten, no se despilfarren, no caigan en saco roto, sino que sean administrados con severidad, esmerada pulcritud, sin derroche vanidoso y, en consecuencia, no se pierdan.
Pues bien, hago este prefacio para afirmar que el Gobierno Regional ha fracasado en su política de continuidad administrativa. Creemos que las obras comenzadas por el Estado en cualquier gobierno, así sean en proyectos, porque los proyectos cuestan, no deben desecharse de ninguna manera, deben ejecutarse porque sería fatal que quedasen como elefantes blancos, vale decir, obras en las que se invirtieron millones sin que lleguen a prestar ningún servicio o cuyo mantenimiento cuesta más que su utilidad.
La lista es larga.  Es larga la lista de proyectos de obras de utilidad social que nunca se ejecutaron, de obras  públicas quedadas inconclusas durante su ejecución o las que ejecutadas prestaron servicio por un tiempo y luego quedaron abandonadas  por el motivo que sea.
         Ha debido continuar y terminarse, por ejemplo, el Centro de las Artes cuyas columnas quedaron sembradas en los predios del Jardín Botánico desde el período gubernamental de Alberto Palazzi.  Ha debido continuar y terminarse, la sede de la Prefectura, cuyas bases espigadas quedaron abandonadas en la calle el Progreso desde la administración de Andrés Velásquez.  Ha debido continuar y terminarse el Teatro proyectado originalmente por el equipo multidisciplinario de la Oficina Técnica y no ser sustituido arbitrariamente por el proyecto faraónico del arquitecto Oscar Tenreiro, redimensionado después por su alto costo y por la forma como afecta la edificación del siglo  diecinueve del ingeniero e inventor Alberto Lutowski frente a la Plaza Miranda.  Ha debido continuar y terminarse la otra Sala de Teatro iniciada por el Gobierno de Jorge Carvajal sobre las viejas estructuras del Cine Río.  Ha debido mantenerse y prestar un servicio más activo al deporte el complejo deportivo de La Paragua construido por el Gobierno de Luis Herrera.  Han debido seguir adelante los trabajos iniciados por el gobernador Domingo Álvarez Rodríguez para convertir Los Farallones en Parque fáunico.  Han debido proseguir los trabajos de rescate de El Zanjón, como uno de los parques laberínticos y singulares de Ciudad Bolívar, iniciados por el Instituto de Cooperación Iberoamericana y que dicho sea de paso, dejó de inyectar dinero a muchos proyectos  por la forma como se ha querido seguir interviniendo e Casco Histórico con fines más crematísticos que culturales.  Han debido ejecutarse los proyectos restantes del conjunto elaborado en 1986 por la Oficina Técnica del Centro Histórico, entre ellos, la eliminación del llamado Boulevard Bolívar, estrambótico adefesio, para retornarlo a su estado primigenio de calle tradicional; el lineamiento de las edificaciones del Casco Histórico, el rescate de las galerías del Paseo Orinoco, la ejecución del plan de viviendas para reubicar a los habitantes de Mango Asao a objeto de que el Jardín Botánico pueda desarrollarse en su zona natural, la reubicación del Archivo Histórico de Guayana en su sede legítima la Casa Wantzelius, restaurada desde hace años para destinar el sótano de la Casa del Congreso de Angostura a fines más cónsonos con la realidad histórica del inmueble, la restauración de la Casa Agsto Méndez para una biblioteca de Autores Guayaneses, la restauración de la Casa Otero para una Escuela de Arte,  la terminación de la extensión de la Escuela de Música, proyecto de Fruto Vivas.
En fin, existen tantos gigantes proboscidios en la capital angostureña que terminará llamándose la  “Ciudad de los elefantes blancos” .(AF)

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