Jesús
Sanoja Hernández saltó de Tumeremo a Caracas a la edad de 14 años y en esta
ciudad se quedó hasta el 9 de junio de 2007 cuando falleció. Había nacido el mismo mes, pero el día 27 de
1930, por lo que dejó de existir a los 77 años, suficiente para el recorrido
que tenía que hacer cabalgando sobre la pluma de las letras que le apasionó
desde que leía publicaciones foráneas allá en su natal Tumeremo, portal de la
selva, de la minería y cuando todavía era un pueblo que no llegaba a los 4 mil
habitantes.
Estudió
Letras en la Universidad Central, fundó revistas, escribió poesía, cultivó la
docencia literaria y política en la propia Facultad de Humanidades donde se
licenció en letras y terminó siendo
fundamentalmente periodista crítico, de opinión
e investigación desde las páginas de El
Nacional. En el Colegio Nacional de
Periodistas reposa su ficha. Simón Alberto Consalvi lo coloca al lado de Enrique Bernardo Núñez, Antonio Arraiz y
Ramón J. Velásquez, como periodistas de linaje que marcaron huellas en los más
importantes diarios del siglo veinte.
Como
ensayista destaca en los trabajos sobre
escritores como José Rafael Pocaterra, Miguel Otero Silva, Ramón J. Velásquez, Rufino Blanco Fombona, Salustio
González y los jóvenes de La Alborada, Gallegos, Rosales, Soublette, de textos sobre la época de Castro y Gómez, Como
dice Consalvi: Sanoja conoce a fondo la historia venezolana del siglo veinte, la historia del
periodismo y la historia contada por el periodismo, por el oficial de las dictaduras o el clandestino de los perseguidos, los órganos
y los periodistas de la resistencia dentro y fuera de Venezuela contra las
dictaduras de la hegemonía andina.
El
último libro de Jesús Sanoja Hernández “Entre Golpe y Revoluciones”,
prologado por Simón Alberto Consalvi, cubre cuatro tomos y comienza con los manotazos
del Dictador Juan Vicente Gómez y finaliza con un análisis de la década que se
inicia con el siglo veintiuno y la figura del comandante Hugo Chávez Frías.
Nos
dice Consalvi en su prólogo que esta
historia “nos acerca al final de este
proceso que se desarrolla más allá de nuestras expectativas, a pesar de ellas o
contra ellas. Es la época de las grandes incógnitas que ahora vivimos. Un país,
sin rumbo, dominado por el azar del petróleo. Un país conejillo de indias.
Sanoja ha escrito una gran crónica del siglo venezolano. Una historia donde
quien escribe está presente cuando la historia sucede, y cuando no está lo que
escribe producto de infatigables indagaciones. Con su nombre, con sus
seudónimos de Edgar Hamilton, Marcos Garbán, Mastín Garbán, Juan Francisco
Leiva, Eduardo Montes, Manuel Rojas Poleo, o Pablo Azuaje, la obra de Sanoja
escrita a lo largo de medio siglo es inverosímilmente extensa.
Si
algo caracteriza al historiador, como puede apreciarse lo largo de estos
volúmenes de Entre golpes y revoluciones páginas de erudición y lucidez, es la
valoración de testimonios y fuentes plurales, ilustrando en no pocas ocasiones que piensan o sostienen los contendores con
sus propias palabras. Observador crítico, militante político, hombre d
posiciones sólidas, venezolano integral y además poeta”.
En
su libro “Gente del Orinoco”. Velia
Bosch incluye a Sanoja como poeta critico violento. Co-fundador de las revistas literarias Cantaclaro y, Tabla Redonda. Colaborador semanal de
El Venezolano, el quincenario Deslinde y el diario La
Extra.
Su obra poética se encuentra, en buena parte,
dispersa en revistas y periódicos del país. Es autor del libro de poesías La
mágica enfermedad, aparecido en la Colección Actual, serie poesía,
editado en Mérida, 1969. Inéditos dos poemarios: Acá de Planeta y Los
límites y la materia, Ejercicios
sobre el agua y Testamento de Guayana. Su iniciación
como poeta, en los años del grupo
"Cantaclaro", interrumpidos por la represión dictatorial de Pérez
Jiménez que lo llevó al exilio mexicano,
Para algunos críticos,
como Juan Liscano, la poesía de Sanoja Hernández resulta hermética,
elusiva, ritual y exultante. (AF)
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