En franca camaradería y celebrando ocurrencia de periodistas se hallan en alguna parte de la ciudad, los fotó-reporteros Edgar Díaz, Felipe Silva Bayola, y el periodista Misael Briceño.
Edgar Díaz (de pie) y Misael Briceño, venido de Upata,
la tierra donde abrió los ojos por primera vez, pero que a pesar de correr
Upata con la fama de poseer las mujeres más bonitas del Yuruari, no retenerlo cuando joven. primero quiso Misael inútilmente sentar sus reales en
Ciudad Guayana siguiendo los consejos del corresponsal de El Nacional, José
Carrillo Romero, y después con mejor suerte en Ciudad Bolívar donde encontró
espacio seguro y bien remunerado.
Misael Briceño es buen periodista y se
expresa con mucha lógica. No le
conocemos cognomento como a Edgar Díaz reconocido en el mundo de los reporteros
gráficos como “Cabeza de Piedra”.
Misael llegó a Ciudad Bolívar cuando yo incógnito dirigía el diario El Bolivarense.
Carrillo me lo recomendó para que le diera entrada en el diario de los
Natera y allí se integró a la vida
reporteril junto con Eduardo Medori a quien igualmente le había dado la
oportunidad por exigencias de su padre Víctor Bayola, quien era reportero
gráfico de la
Corresponsalía de El Nacional que yo ejercía. Los dos, a pesar de que no tenían escuela en
el campo del periodismo, resultaron con una vocación increíble de modo tal que
muy pronto Lionel Salón Rivas, Jefe de Relaciones Públicas de la Asamblea Legislativa ,
le ofreció mejor remuneración y para allá sin pensarlo mucho se fueron los
muchachos.
Tampoco a Medori se le conocía apodo y en cuanto al
remoquete de Edgar Díaz, se lo habría puesto Nilo González o Rafael Gámez
Martínez (Ragan) cuando los tres prestaban servicio en El Expreso bajo la
exigente y dinámica dirección de José Manuel
Guzmán Gómez (Chemelo).
El apodo le viene al gordo Edgar porque pocas veces
captaba el mensaje toda vez que el de reportero gráfico era su oficio en las fuentes
de sucesos haciendo llave con Ragan, quien en cierta ocasión para quitárselo de
encima mientras iba a cumplir con ciertos asuntos muy personales, le dijo en un
tono bromista que Edgar no supo captar.
Le dijo u ordenó que se quedara haciendo guardia en el Aeropuerto porque
de un momento a otro llegaba por primera vez a Ciudad Bolívar el “Jet Caribe” (así se llamaba una lancha
rapidísima que transportaba pasajeros entre Puerto La Cruz a Punta de Piedra, en
Margarita.)
Díaz prácticamente perdió todo el día aguardando la
llegada del Jet Caribe en el Terminal del Aeropuerto y ya inquieto por la
demora se reportó ante el Jefe de redacción de El Expreso, Nilo González, quien
del otro lado del teléfono le respondió: “Gordo simplón, el Jet Caribe es un
barco que trasporta pasajeros entre Puerto La Cruz y Margarita.
Por eso, según Ragán, le calaba el cognomento de
“Cabeza de Piedra” del cual nunca pudo escapar, ni siquiera en Puerto La Cruz a donde tuvo que ir a
trabajar como reportero gráfico de El Tiempo.
Lo cierto es que Edgar Díaz desapareció de los predios
de Angostura y nunca más quiso saber del Orinoco donde una vez tuvo a punto de ahogarse, no
porque en la zambullida sintiera la piedra en la cabeza sino porque no
aprovechó sabiamente las prácticas que gratuita y espontáneamente le ofreció
Óscar García “El Tiburón del Orinoco”, y del mar, diría yo, pues en una prueba
entre Macuto y La Guaira
le ganó al campeón nacional Quintín Longa.(AF)
..buenos recuerdos,buenos amigos...
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