Malú Liccioni expuso Iconos bizantinos en repujado metálico en una de las salas del Museo Histórico de Guayana.
Para los bolivarenses, amantes de las artes plásticas, fue toda una novedad esta exposición y nueva experiencia de la tataranieta (+) de don Antonio Liccioni, impulsor de la fundación de El Callao a mediados del siglo diecinueve.
Malú, nacida en esta ciudad el 12-12-1925, no dejó de pintar y trabajar con elementos de la artesanía y orfebrería, como repujado metálico, en este caso, sobre láminas de aluminio trabajadas con herramientas propias de esta técnica medieval como el buril.
Tenía a quien salir, porque su padre, Robertico Liccioni, quien fue empresario y presidente de La Electricidad de Ciudad Bolívar, pintaba y era aficionado a la poesía. De hecho, hay otras hijas con la misma vocación genética, Aimee Liccioni de Keeshen de su matrimonio con Amelia Casalta y fuera del matrimonio, María, casada con el profesor de la UNEG Marco Tulio Cardozo. María es excelente retratista y guarda en su casa una colección de pintura con personajes de la picaresca angostureña.
De los baúles del recuerdo de Malú, Horacio Cabrera Sifontes obtuvo los documentos valiosos y básicos que le sirvieron para escribir “Antonio Liccioni y la Guayana del Oro” publicado por la Editorial Centauro, y del mismo extrajo Rafael Pineda el material de “100 años de fotografía en el Orinoco-Guayana” publicado por Edelca con motivo de su vigésimo aniversario.
La exposición que Malú abrió en el Museo Histórico con motivo del primer aniversario del fallecimiento de su fundador el doctor Oswaldo de Sola, fue la primera de este tipo de repujado, una experiencia nueva y producto de un curso que realizó en los Estados Unidos de Norteamérica.
El repujado es una técnica que consiste en trabajar en lámina de metal, cuero u otros materiales para obtener un dibujo ornamental en alto relieve.
El trabajo de repujado cuenta con una larga tradición cultural desde tiempos muy remotos, pero es en la Edad Media cuando alcanza un elevado nivel estético. Proviene de Europa y se deriva de los íconos que son imágenes sagradas y religiosas pintadas en tablas. A partir del siglo XII el repujado comenzó a tomar auge toda vez que en esa época los íconos eran puestos a disposición a los feligreses para venerarlos, pero debido al humo de las velas y la cercanía de las veladoras, las pinturas con el tiempo comenzaban a mancharse. Fue entonces que empezaron a cubrirlos con metales preciosos como oro y la plata para protegerlos dando lugar a la técnica que universalmente conocemos como repujado derivado de la palabra francesa repulsare que significa "empujar" hacia afuera o como vocablo latino, labrar figuras o adornos de relieve en metal o cuero.
Esta técnica que abarca varias manifestaciones artísticas como dibujo pintura y escultura, consiste fundamentalmente en abombar la lámina de metal que puede ser de diferentes materiales como aluminio, cobre, estaño, oro y plata para dar volumen o relieve a un diseño previamente grabado sobre el metal.
El repujado en metal es, como ya escribimos, una antigua técnica utilizada por diversas culturas de todo el mundo y esto, por supuesto, ha permitido que el número de materiales que se han utilizado a lo largo de los tiempos sea enormemente variado: desde el oro y la plata hasta el bronce, aluminio, latón o el estaño. Todos, pueden usarse para realizar infinidad de figuras conocidas y originales.
Las piezas que Malú expuso para nuestra apreciación, curiosidad y disfrute, fueron trabajadas sobre láminas de aluminio y encierra imágenes religiosas, entre ellas, un retablo que ha sido ofrecido a la Iglesia de los padres capuchinos. (AF)
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