En estos días oí decir que el invento de la harina de maíz libró a las venezolanas de la dura faena de pilar el cereal como paso previo en la elaboración de la clásica arepa criolla. El invento se lo atribuyen a la Polar que es propietaria de unas cuarenta empresas de alimentos además de la cerveza que es bebida universal desde los ignotos tiempos de los faraones.
Lo cierto es que el ingenioso invento se ha multiplicado y hasta los iraníes se dan el lujo de suscribir convenios con el Gobierno de Venezuela para instalar diez plantas procesadora de maíz como la ya operada en Guanare, capaz de producir harina para 390 mil arepas diarias.
Las procesadoras de maíz que además de la harina produce otros subproductos como el aceite, partieron del pilón electromecánico inspirado a la vez en el rústico pilón campesino. El pilón electromecánico que en Ciudad Bolívar estuvo operando hasta los años setenta, descascaraba el maíz dando lugar al conocido nepe o salvado utilizado para el engorde de cochinos y al maíz picado para alimentar a los pollitos.
Originalmente el maíz comenzaba a procesarse hasta llegar a la masa con esa ruda tarea femenina de golpear el grano dentro de un pilón con una o dos mazas o mano de madera cilíndrica, casi siempre al ritmo de un jadeo acompañado de canto y movimientos que los maliciosos calificaban de sensuales.
El pilón, según lo describe Juan José Rodríguez en su Diccionario Folklórico ilustrado, es un “instrumento rústico de trabajo, elaborado de un trozo de madera grueso y cilíndrico, utilizado en el campo para pelar o descascarar el maíz. Está formado por dos piezas: El pilón o mortero de madera y su mano, del mismo material para triturar el grano u otro alimento, como por ejemplo, el plátano verde sancochado con el cual se prepara la exquisita bola de plátano” que en Delta Amacuro sirven con costillas de morocoto fritas.
La madera utilizada para labrar el pilón campesino debe ser del mismo árbol así llamado “Pilón” o el Zapatero que se caracteriza por ser fuerte, durable y muy pesado que además muestra una buena resistencia al ataque de ciertas termitas como el traicionero comején.
El folclore nacional ha recogido cantos que acompañan el trabajo de pilar el maíz, del que generalmente se ocupan una o dos mujeres que alternadamente golpean el grano dentro del pilón con una o dos mazas de madera. El maíz una vez desconchado a fuerza de golpearlo en el pilón, es sancochado en cazuela, seguidamente va a la piedra de moler a falta de molino hasta lograr la masa de la arepa que se cocina en un budare de cerámica llamado “aripo” sobre leña al fuego. El golpear rítmico de la mano es acompañado por un jadeo (io / io). La melodía es simple y los temas variados. Es muy conocido en nuestro país un canto de molienda popularizado por el conjunto “Contrapunto” en la voz de Morella Muñoz como solista. El canto fue recopilado por Luis Mariano Rivera en el estado Sucre, cuya letra dice: io, io, dale duro a ese pilón….
“Ya me duele la cabeza, io, io, de tanto darle al pilón / io, io, para engordar un cochino y comprar un camisón, io, io / Allá arriba en aquel cerro, io, io, está un matrimonio civil, io, io, / se casó la bemba e’ burro con el pescuezo e’ violín, io, io / Si por tu marido es, io, io, cógelo que allá se te va, io, io, / un camisón de cretona no e’ lo ha sacado, io, io / Allá va la cara é diablo, io, io, de corazón de demonio, io, io / que tiene la lengua negra de levantar testimonio, io, io, / Yo no quiero hombre casado, io, io, porque hiede a matadura, io, io / yo lo quiero solterito que huele a peña madura, io, io /Y la zoqueta se cree, io, io, que todo se lo merece, io, io / y vive en un peazo é rancho que el viento se lo estremece, io, io”
No hay comentarios:
Publicar un comentario