La primera piedra de lo que sería un edificio destinado a las artes visuales fue colocada el 24 de abril de 1990 en Ciudad Bolívar por el doctor David Natera Febres, editor-director, de “Correo del Caroní” y presidente del Bloque de Prensa.
Se trata de un Centro de las Artes en la avenida Alejandro Vargas, sobre parcela de mil metros concebido por el pintor José Rosario Pérez (en la foto) como estímulo a la actividad creadora. El proyecto arquitectónico fue elaborado por el arquitecto Freddy Carreño, entonces director del Museo Soto, y el ingeniero Nerio Pérez, quien realizó los cálculos.
Comprende una Galería de Arte, Sala de Lectura, reuniones y conferencias; Taller de Diseño y Taller de Arte y Restauración, área de estacionamiento para los visitantes y zonas verdes para esculturas.
Objetivo específico de este centro sería el de apoyar y colaborar en todas aquellas acciones dirigidas a estimular el estudio, investigación, difusión y desarrollo de las artes plásticas en Guayana; ofrecer al público alternativas visuales que favorezcan el encuentro, el diálogo y la coincidencia de ideas y realización de actividades que estimulen el interés por el conocimiento de otras actividades artísticas, como la música, el teatro, el cine y la literatura.
David Natera, invitado para colocar la primera piedra, dijo que “esta edificación que se está comenzando hoy, se proyectará mucho más allá de sus paredes y, además, proyectará -hay que decirlo- a José Rosario Pérez como un artista con sentido de responsabilidad con sus semejantes, con su ciudad, con su región y, por supuesto, con su país. “Normalmente, uno observa las actividades de los artistas con mucho cariño y admira la obra que realizan. Pero yo pienso que esta creación de José Rosario Pérez, parte de las que ya lo acreditan nacionalmente y, de manera específica en la región; es verdaderamente sui generis. El no le está pidiendo a nadie que ayude a un artista; él -de lo poco material que tiene- ha hecho un esfuerzo y está aportando a la región un espacio y una guía para la creación y el estudio, destinado a la comunidad que se siente atraída por el arte”.
José Rosario Pérez, quien ha participado con su obra constructivista en numerosas exposiciones colectivas e individuales, es un pintor constructivista obsesionado por el cuadrado. El cuadrado de José Rosario Pérez que se repite en serie nada tiene que ver con el cuadrado cromático de Albers. En todo caso con Malevich que tiene una obra llamada “Cuadrado Blanco sobre Cuadrado Blanco”. De aquí sugiere él que parte su obra. El cuadrado de Pérez es sólido, puramente blanco y en miniatura, que se repite en series y en forma estructural sobre un plano dando la sensación de tranquilidad e interferencia a la vez. Cuando el espectador se adentra a la profundidad de la obra llega a detectar el fenómeno de reflexión y absorción de la luz. La luz es blanca y Newton demostró que el color es el resultado de la descomposición de la luz blanca. Por ser totalmente blanca en la obra de JRP, la luz no es absorbida, pero el artista se la ingenia para atraparla en los hundimientos provocados por la separación cuadricular de los sólidos. La longitud de onda de la luz proyectada sobre la obra provoca movimiento y tonalidades que van desde el gris perla hasta el azul.
Se requieren, indudablemente, un buen sentido de la percepción para registrar este fenómeno sutil que el artista traslada a otra dimensión utilizando la secuencia del cubo sobre el vértice contrapuesto al de las caras donde se materializa el mismo juego cuadriculado de los sólidos.
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