En
los últimos años se ha acelerado el proceso de destrucción de la hidrografía de
Ciudad Bolívar, constituida por un sistema muy activo, y cuyo principal
colector es el río Orinoco. También la integran otros ríos y cuerpos de
agua como Orocopiche, Marhuanta, San
Rafael, Buena Vista, Santa Bárbara, Maipure, Los Báez, Morrocoy, Monacal,
Morichal, Los Caribes, Guaricongo, Laguna de los Francos del Medio y Laguna de
Segundo.
Debido a la erosión, producto de la
tala y la quema en las márgenes de ellos, así como por efecto de la obstrucción
del lecho de los ríos por materiales no metálicos, la hidrografía de Ciudad Bolívar se ha visto
aceleradamente afectada de un tiempo para acá.
Tales problemas se deben a la poca
planificación y al no cumplimiento con la zonificación establecida por la
Comisión de Desarrollo Urbano, lo que ha originado que la ciudad se haya ido expandiendo hacia el sur. Este
desorden urbanístico ha permitido que en las áreas de influencia de ríos y
riachuelos se hayan construido barriadas creando una anarquía en la prestación
de servicios y un deterioro acelerado de la calidad de la vida. Como
consecuencia de la mala planificación los ríos han sufrido alteraciones y daños
irreparables.
El Orinoco, frente a Ciudad Bolívar, es
un foco de contaminación. Existen 14 sitios de descargas de aguas negras,
mientras su margen derecha, trayecto del
Paseo Orinoco, es utilizada por los comerciantes del área como sitio de
depósito de desechos sólidos. Desde su nacimiento hasta su desembocadura, el
Orinoco con una superficie de 900.000 kilómetros
cuadrados, recibe anualmente un aporte de sedimentos estimados en 210.000.000
de toneladas, que escurren hacia él, por el borde meridional de la Cordillera
de la Costa, la Vertiente Andina y el Escudo Guayanés. Por los efectos de esta contaminación, muchos ríos que
surcan la ciudad tributaria del Orinoco tienden a desaparecer, como el Río
Morrocoy, prácticamente desaparecido ya que su cauce ha sido destruido por el
depósito de desechos.
Como parte de la hidrografía, hacia el
Este de Ciudad Bolívar, abarcando cuanto conforma por ese lado al Municipio
Heres, discurren los ríos Marhuanta, Candelaria, Guaimire y Currucay.
Por el lado occidental afluyen los
ríos Orocopiche, Marcela, Curiapo, Mapores y Tapaquire que quizás, por
su lejanía, no están contaminados como sí lo están, los ríos que discurren dentro de la población urbana
por la parte occidental, vale decir, el San Rafael, Buena Vista y Santa
Bárbara. Dentro del área urbana hacia el
oriente y también contaminadas sólo cubren la parte hidrográfica de la ciudad,
las grandes Lagunas de Los Francos, del Medio, y Porvenir. Esta última,
entre la Avenida Táchira y 5 de Julio, ya no existe. Prácticamente quedó saneada y reducida a un
pequeño espejo de agua, cuando se llevó a feliz término el proyecto del actual Jardín Botánico del Orinoco.
El desbordamiento demográfico del
centro urbano o llamado Casco Histórico, fue progresivamente devorando los
espacios y depredando las zonas verdes y arrasando y contaminando los
morichales, manantiales, lagunas y ríos
cercanos, entre ellos, el San Rafael, el
más visitado en días de asueto por los parroquianos.
Héctor Guillermo Villalobos, recordando
en sus romances lo que era el río San Rafael, decía que en los días de
asueto, con su mochila de bastimento, una certera honda y calzado de alpargatas
de cuero, se iba de excursión al San Rafael, riachuelo al que imaginaba
bisnieto del Orinoco. Entonces, el San Rafael, con una acogedora fronda de mereyes,
hicacos y pomarrosas, asediado por chicharras y pájaros cantores como el
cristofué, era cristalino, rumoroso y emocionalmente regalo de infancia.
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