Detenido e incomunicado en la Disip se encontraba en
septiembre de 1985, Amalfi Grossi Gatti, conocido como el zar del oro en
Guayana, propietario de ricas concesiones mineras en las zonas de Las Claritas,
kilómetro 88, Municipio El Dorado, del Estado Bolívar.
También
estaban detenidos varios empleados de confianza del afortunado empresario.
Entre ellos, Andrea Padovani, Antonio Fioretti, José Francisco Pinto y
Alejandro Milano.
La
detención del zar del oro y de varios funcionarios de su confianza, se produjo
luego que el Tribunal Militar de Ciudad Bolívar ordenó a un comando especial de
la Disip la
captura del empresario minero. Este último organismo procedió a realizar allanamientos en la zona de Las Claritas y
posteriormente los detenidos fueron trasladados hasta la ciudad capital.
Amalfi
Grossi era propietario de la empresa Onege, C. A., concesionaria de “Cristina
Cinco”, la más grande concesión de oro ubicada en el kilómetro 88. Su sede en
Ciudad Bolívar, situada en la avenida Germania, también fue allanada y por
orden del Tribunal Militar cerrada momentáneamente.
Desde
hacía meses las autoridades civiles y militares venían haciendo investigaciones en el 88, donde presuntamente se estaban lavando
los dólares del narcotráfico y se cometían contrabando de armas de guerra y
otros delitos.
Por
su parte, el presidente de la comisión de Minas de la Asamblea Legislativa ,
aseguró que la detención de Grossi ponía en evidencia lo que en muchas
oportunidades le tocó denunciar, es decir, que existía anarquía y
desorganización en el otorgamiento de concesiones mineras en la región del 88
que ameritaban una revisión total de las concesiones porque en el caso Grossi
no se trataba de que fuese solamente concesionario, sino arrendatario de
concesiones otorgadas por el Estado a otras personas. Las concesiones auríferas
que manejaba el zar del oro producían mensualmente más dividendos que Minerven,
la empresa del Estado que procesa el oro de El Callao.
Posteriormente,
el Gobierno entregó las concesiones a las empresas canadienses “Crystalex, Gold
Reseerve y Rusoro, pero luego sus
proyectos auríferos fueron revocados dando lugar a una demanda por 6.000
millones de dólares.
“Vanessa
Ventures”, conocida actualmente como “Infinito Gold”, también empresa
canadiense, fue la prevenida, pero tampoco tuvo éxito su proyecto y fue
revocado por el Presidente Hugo Chávez para entregar a China las que se consideran una de las minas de oro
más ricas del mundo.
Esta
última empresa canadiense calificó la media
del Gobierno como una expropiación y demando ante el Banco Mundial, pero
el Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones
(Ciadi) de ese banco que había aceptado la demanda en el 2004 por 1.045 millones de dólares, determinó el 17
de enero de 2013 que Venezuela no violó el Tratado Bilateral de Inversión entre
Venezuela y Canadá.
Las Cristinas, al
sureste del Estado Bolívar, tiene unas 17 millones de onzas de reservas
estimadas, pero por diversas trabas nunca ha sido explotada industrialmente.
A mediados del 2011
Venezuela nacionalizó la industria aurífera y ordenó a las empresas privadas
conformar firmas mixtas en las que el Estado debe tener la mayoría accionaria.
La norma, además, incrementó las
regalías y prohibió la exportación del metal.
El Gobierno aseguró
que la medida permitiría elevar sus reservas internacionales de oro pero, en la
práctica, alejó a los inversores de las enormes reservas venezolanas.
Venezuela es aún un
jugador menor en la industria debido a años de trabas legales que han impedido
a firmas extranjeras explotar a gran escala el recurso.
La producción formal
de oro en el país ronda las seis
toneladas anuales mientras que la informal es del doble.
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