Las diversiones folclóricas de la Isla de Coche llegaron y se presentaron en la Plaza Centurión de Ciudad Bolívar invitadas por el alcalde Jorge Carvajal Morales y tenían solicitud pendiente para actuar en la Siderúrgica del Orinoco donde existe una buena colonia de isleños encabezados por Régulo Salazar, el médico de Pozo Verde Aníbal Bermúdez, la médica de El Callao, Evelia Pariño y los hermanos Lares. En septiembre del año anterior se habían presentado en El Tigre.
En la Isla de Coche, allá muy cerca de Margarita, sacan a la calle en los primeros días de año nuevo unas comparsas que los isleños llaman “Diversiones”, pues al fin eso es en esencia, diversión. Y nada mejor para empezar el año que la representación teatral de lo que es el modo de vida de un pueblo aislado, pero en comunicación permanente con el mar y todos sus elementos.
Es un drama. Es la representación de una acción cotidiana que tiene que ver con la subsistencia del hombre de mar, es el teatro popularmente folklórico de la pesca que seguramente debe tener su origen en el pasillo, raíz del teatro español caracterizado por la simplicidad de sus argumentos y porque su acción se desarrolla entre gente humilde del pueblo presentando cuadros alegóricos acompañados de música, danza y canto.
Las diversiones de la Isla Coche son eso, cuadros alegóricos de la pesca, animados por música, danza y canto.
Los preparativos comienzan con uno o dos meses de anticipación por iniciativa de tres personajes básicos: el financista de la comparsa; el compositor que se inspira en un popular o extraño ejemplar de nuestra fauna marina y el artesano que con artística habilidad sabe dar plasticidad al motivo de la diversión. Luego habrá que comprometer a los músicos, generalmente cuatristas, guitarristas, bandolinistas, maraqueros y tamboreros, más 14 o 20 guarichas que en este caso tiene una acepción muy distante a la que le da el diccionario de la lengua. Aquí las guarichas son muchachas alegres y con buena voz que danzan y cantan en coro al compás de la música en dos columnas enfrentadas y alternando posiciones, una que lleva el paso de toda la versificación y la otra que corea con un verso estribillo.
De estas “Diversiones” salió el famoso “Carite”, del ebanista y bandolinista Rafael González, declarado pieza folclórica del Oriente venezolano. Su famoso Carite el que recogió y popularizó Francisco Carreño, el mismo autor del merengue La Sapoara, lo compuso en 1928, para la diversión “La Lancha Nueva Esparta” comparsa que el pueblo acogió con rotundo entusiasmo. Dice Jesús Cedeño (Campito), cronista de la Isla de Coche, que mientras la famosa pieza tuvo en su apogeo, su autor permaneció ignorado. Algunos compositores venezolanos ante la celebridad obtenida, la hicieron aparecer como suya, hasta que luego, asesorado por un grupo de intelectuales locales, se trasladó a Caracas e hizo reconocer sus derechos de autor ante la Asociación de Compositores Venezolanos. Allí aprovechó registrar otras composiciones y fue admitido como miembro de la citada Asociación Musical. A los pocos días de su regreso de Caracas cayó enfermo y tuvo que ser trasladado al Hospital Luis Ortega donde fue sometido a una operación quirúrgica que no pudo resistir. Murió media hora después. No alcanzó firmar unos documentos que le envió María Luisa Escobar, presidenta de la Asociación de Compositores Venezolanos, relacionados a ciertos derechos que le correspondían como autor del Carite. Antes de morir pidió que lo enterraran en su pueblo natal de la Isla de Coche. Falleció el 1 de junio de 1953.
No hay comentarios:
Publicar un comentario