Para
el 10 de febrero de 1982, muy temprano, las aguas del Orinoco habían descendido
casi hasta el pie de la Piedra del Medio y dejado al descubierto extensos
playones e islas abonadas con los ricos sedimentos de invierno que desde
octubre y noviembre aprovecharon los agricultores para sus siembras de patilla,
melón y tomate.
Las playas e islas del Orinoco, estaban
cubiertas de plantas herbáceas que producen los frutos mayores del reino
vegetal. Habían transcurrido noventa días y, por lo tanto, se había iniciado la
cosecha. Los ribereños decían que era mayor que la del año anterior y lo
atribuían a la crecida del río que alcanzó casi los 17 metros sobre el nivel
del mar.
Falcas y curiaras cargadas de tomate,
patilla y melón comenzaron a llegar al puerto de Ciudad Bolívar. Los precios
del tomate y el melón se mantenían, pero los de la patilla eran inferiores en
bolívares 0,50 porque la producción había sido mayor. El kilogramo de patilla
en cualquier punto de la ciudad era de un bolívar y las patillas pesaban entre
5 y 15 kilos. Hubo casos excepcionales en los que el fruto llegó a pesar hasta
20 y 25 kilos.
La patilla, aunque tiene poco valor
nutritivo pues el 93 % es agua, tiene bastante demanda, especialmente, durante
los días calurosos. A la gente les atrae
el color rojo y acuoso de su pulpa y, además, es de gusto sabroso, muy dulce y
refrescante. Hay quienes aseguran que la patilla más dulce y sabrosa es la del
Orinoco y puede ser, aunque el guayanés es con sus productos tan regionalista
como el maracucho.
En cuanto al melón y el tomate se puede
decir que su calidad no es tan buena como la de la sandía; sin embargo, el
kilogramo de tomate estaba siendo vendido a bolívares 8 el kilo y a bolívares
3,50 el kilogramo de buena demanda. El tomate porque ya sabemos de sus
múltiples usos en la cocina y el melón y la patilla por su pulpa exquisita, su
color, sabor y naturaleza refrescante. Hay otra cosa y es que los consumidores
le atribuyen propiedades medicinales a estos tres frutos. Del tomate maduro se
dice que su consumo favorece la salud de la piel y del melón y la patilla que
son ideales para ayudar a expulsar los cálculos renales, incluso para curar el
paludismo y la blenorragia.
Aunque el nombre original es Sandía,
los guayaneses no sabemos por qué la identifican como patilla y han adoptado el
verbo “patillar” que significa ir los muchachos en excursiones por las riberas
del Orinoco a saborear las delicias del fruto..
En otros lugares identifican esta planta rastrera como melón de
agua. Es una planta de la familia
Curcurbitaceae originaria del África y hoy en día se cultiva de manera
extendida por todo el mundo. Aparte de
lo agradable de su pulpa acuosa es tu gran tamaño. El récord entre las frutas
fue una sandía de 122 kilogramos.
En Asia, a donde se ha extendido el
cultivo de esta planta la han experimentan elevando su atractivo
comercial. Un agricultor llamado Hiroichi Kimura,
oriundo de Kumamoto, Japón, creó la primera sandía en forma de corazón. Si bien
ya son muy conocidas las sandías cuadradas que se cultivan en Japón y en otros
países, nadie en el mundo había logrado darle esta forma a una sandía en el
pasado.
Al japonés le tomó mucho tiempo conseguir
lo que buscaba. A través de estudiar distintas técnicas de crecimiento, el
agricultor finalmente logró una sandía
con la forma de un corazón.(AF)
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