El
23 de enero de 1983, el Capitán de Navío, Tomás Mariño Blanco, comandante de la
Zona Fluvial de Venezuela, anunció los preparativos para instalar en el puerto
de Ciudad Bolívar, un comando de la Marina de Guerra, conforme al decreto
presidencial de junio de 1981 como parte del programa institucional sobre el
ordenamiento de los espacios acuáticos.
El comandante vino a conversar con el
Gobernador sobre un programa conjunto a fin de reactivar el funcionamiento del
viejo muelle de Ciudad Bolívar.
Integradas al comando funcionaría una flotilla de patrulleros fluviales
y embarcaciones de servicios. Asimismo tropas de infantes de marinos.
El traslado del comando fue considerado
como beneficioso por sectores de la región, mientras citadinos veían alejarse
la posibilidad de que Ciudad Bolívar recobrase su antigua jerarquía como puerto
de cabotaje de importancia económica. El asiento de mando de la zona fluvial se
encontraba establecido en Caracas.
El oficial de la Armada emitió su
declaración un poco después de sostener, en la casa de gobierno, una entrevista
con el gobernador Alcides Sánchez Negrón y la directora de Obras Públicas
Estatales, Marina Corona, sobre los actos programados por el ejecutivo
regional, con el propósito de conmemorar el Año Bicentenario del Natalicio del
Libertador Simón Bolívar.
Además de la zona fluvial, funcionaría
también en Ciudad Bolívar una flotilla de patrulleros fluviales y embarcaciones
de servicio. Igualmente estarían en servicio tropas de scouts marinos. Se
estableció como sede las instalaciones portuarias, incluyendo el
muelle y las áreas del edificio administrativo, almacén y Casa del Resguardo.
Al año siguiente, 24 de julio de1984, la Armada venezolana
reanudó por imperativo de la
preservación de la soberanía nacional, su presencia a lo largo del Orinoco y
Río Negro.
En acto escenificado en las viejas
instalaciones de la Aduana ,
comenzó a activarse el Comando de la zona naval fluvial, con la misión ejercer una presencia naval efectiva,
el control y autoridad sobre el tráfico en los ríos nacionales e
internacionales y constituir las fuerzas de apoyo para operaciones fluviales, a
fin de garantizar la soberanía, integridad y seguridad del Estado.
El comandante general de la Armada,
vicealmirante Justo Pastor Fernández Márquez, lo señaló diciendo que “hoy
se comienza a acrecentar la presencia que la Armada ejerce en los ríos desde la
gesta emancipadora cuando el Orinoco y el Puerto de Angostura fueron escenarios
de trascendentales acciones militares”.
Efectivamente, el Sitio y Toma de
Angostura, apoyados por la flota del Almirante Brión y del margariteño Antonio
Díaz, fueron definitivos para asegurar la soberanía patriota sobre la Provincia
de Guayana e instalar aquí la jefatura suprema de la Gran Colombia.
El Presidente de la República y el
Ministro de la Defensa designaron comandante de la citada base al
contralmirante Edgar Eduardo Escobar Ocho, cuya labor facilitada con 25
embarcaciones menores y dos buques transportes “Arv-Margarita y Arv-Orchila”,
especialmente construidos en los Estados Unidos. Estas últimas dos unidades con
capacidad de 390 toneladas de desplazamiento y 13 nudos de velocidad máxima. El
comandante general de la Armada, al declarar en servicio el comando de la zona
naval fluvial, ratificó que su comando tendrá como función esencial la
preservación de la soberanía nacional en los espacios fluviales acuáticos del
país y la de contribuir al desarrollo integral de las cuencas del Orinoco y Río
Negro y el mantenimiento de esos importantes recursos hidrológicos.
Antes del vicealmirante Fernández Márquez, habló el
comandante de la zona, contralmirante Escobar Ochoa, quien declaró asumir el
reto que la nación le imponía, consciente como está la Armada de la importancia
estratégica de la cuenca y de sus inmensos recursos.
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