Miguel María Escalante (en la foto), un fogoso periodista y político, amante de la poesía, era andino, pero vivió en Ciudad Bolívar y tuvo una figuración importante a raíz de la caída de la dictadura de Juan Vicente Gómez, en 1935.
Fue
el primero que le puso “Orinoco” a un periódico. Este nombre de nuestro Río Padre sólo había figurado
de otra forma connotando impresos bolivarenses como “Cabos sueltos del Orinoco”
fundado a finales del siglo diecinueve por el escritor colombiano José María
Vargas Vila cuando vivió en Ciudad Bolívar en su tiempo de liberal colombiano
exiliado y “Ecos del Orinoco”, fundado
el 2 de marzo de 1908 por el
impresor Domingo María Navarro, el mismo que redactó el Editorial que disgustó
a Cipriano Castro y provocó el cierre definitivo del diario “El Anunciador” de
Agustín Suegart..
El
nombre “Orinoco” de Miguel María
Escalante, fue rescatado por mí y la colega Gladys Figarella para nombrar la revista
que circuló en 1965 editada en los
talleres de la revista “Elite” en Caracas.
Escalante
editó el semanario “Orinoco” desde el 26
de febrero de 1936, aprovechando la apertura de un gobierno tolerante con las
libertades públicas, de suerte que el material sabatino del hebdomadario se
contraía a la actividad política, comentarios
noticiosos y una importante sección literaria que lo llevó finalmente a
convertirse en un semanario poético, pero ya en otras manos cuando Miguel debió
ausentarse de la ciudad.
Entonces
el semanario quedó en manos de de un grupo de estudiantes encabezado por Manuel Bossio Vivas. Tenía su sede en la Calle Libertad 23 y
agregó una secciona denominada “Correo Azul” que se hizo popular.
El
sábado 16 de diciembre de 1939, después de un receso, volvió a salir “Orinoco”, dirigido por el poeta Alarico
Gómez. La jefatura de redacción estaba
en manos de, Arquímedes Brito y la administración a cargo de Rafael Orta. Apareció
como un Semanario poético con el siguiente lema; “La poesía nueva tiene sitio
elevado en esta hoja periodística que tal vez sea la única que haya enfocado la
literatura en forma seria”.
En
la edición del sábado 9 de marzo 1940, el
semanario se identificó como órgano del Grupo Auroguayanos y en él brillaron
las plumas de César Gómez, Vicente Gerbasi, Jean Aristeguieta, Arquímedes
Brito, Elías Inatti, Alarico Gómez y Luis Martínez Francci.
Debemos
decir que a raíz de la caída de la dictadura de Juan Vicente Gómez en diciembre
de 1935, Miguel Maria Escalante estuvo entre los oradores que arengaron a los
bolivarenses para que se incorporaran a
la lucha por restablecer las libertades conculcadas por la dictadura,
Lucila Palacios
quien siempre iniciaba las oratorias dice en sus memorias que “Miguel Escalante
pronunció un encendido discurso en relación
a las minas auríferas y la explotación de que eran objeto. Su arenga en la Plaza Bolívar denunciaba
hechos que habían permanecido en silencio
pero que tenían su vigencia en el espíritu de los guayaneses y produjo una explosión emocional y el
pueblo cargó en hombros a Miguel
Escalante”.
Dice Lucila Palacios que la
simpatía que despertó la postura de
Escalante y el calor de que fue rodeada quizás puedan señalarse como un gesto intuitivo del pueblo guayanés: era algo así como un reconocimiento a los andinos que no se
habían adherido nunca a la tiranía, y
a los que unidos al movimiento cívico estaban luchando como nosotros
—desde la cordillera— por una misma causa”.
Escalante también formó
parte de la Junta Patriótica antigomecista presidida por su paisano el obispo Miguel Antonio Mejías, Luis Felipe Vargas Pizarro y José Eugenio
Sánchez Afanador.(AF)
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