El
Profesor universitario, Silvio Orta Cabrera (en la foto), planteó el 8 de
febrero de 1973, la creación de un Instituto Lingüístico de Guayana,
justificándolo no sólo por las características particulares del castellano que
se habla en la región, sino por la existencia de distintas lenguas indígenas en
las que han trabajado, entre otros, Marc Civrieus, Eduardo García, de la UDO , Jorge Mansanyi y Rafael
López, de la
Universidad Central.
El planteamiento lo formuló Orta Cabrera
luego de participar como moderador de un
Foro sobre la “Evolución del habla
venezolano en los últimos cincuenta años” organizado por la Dirección de Cultura de la UCV y en el que fueron
ponentes el doctor Ángel Rosemblat y la profesora María T. de Rojas.
El Foro destinado a intentar la
identificación de la
Venezuela actual, concluyó en que si se quiere conocer las características de nuestra
sociedad, hay que investigar seria y profundamente el lenguaje que manejamos.
Sin una investigación semejante, los análisis serán incompletos y las tareas de
transformación social habrán de verse afectadas. Pese a los trabajos del Instituto Andrés
Bello de la UCV y
del propio doctor Rosemblat, pese a ciertas investigaciones del equipo de
sociólogos de esta misma universidad acerca del habla caraqueña y algunos
dialectos indígenas, pese a otros esfuerzos aislados, lo cierto es que estamos
sumamente atrasados. A este país parece
no interesarle un aspecto tan esencial de su ser, tan esclarecedor de su
naturaleza como es el lenguaje. Se
desprecia el tema, la ayuda oficial puede considerarse inexistente, no hay una
programación nacional de las investigaciones lingüísticas. Nuestros políticos que tan mal hablan y tan
pésimamente escriben, llegados al Gobierno, en nada se preocupan por eso que
tan mal practican.
Lingüísticamente hablando, el ser
guayanés tiene sus propias manifestaciones expresivas y ojalá un organismo gubernamental, universitario o
privado, programara un Instituto Lingüístico de Guayana. Hay sobradas razones para justificarlo como
son las características del castellano y las distintas lenguas indígenas de la
región.
El Profesor Orta tenía buenas razones
para proponer el Instituto y una de ellas trata de las investigaciones de las
lenguas indígenas de Guayana que han hecho sacerdotes misioneros y antropólogos
civiles Tenemos las investigaciones lingüísticas del padre Cesáreo Armellada, autor de la primera gramática y
diccionario de la lengua Pemón; de monseñor
Mariano Gutiérrez Salazar, autor del diccionario Panto-español
)(indígenas de la Gran Sabana), de Victor Manuel Mendoza Fernández, autor del
diccionario Sanema-español y español sanema o sanöma; de Jorge Monsonyi, autor
del diccionario básico del idioma Kariña así como las investigaciones de Maria
Eugenia Villalón sobre la organización social y la terminología de parentesco
E´ñapa (Panare); de Rafael Osuna Ruiz, autor de Fisonomía dialectal del Warao..
En Venezuela propiamente no existe un
instituto lingüístico de la entidad que propone Orta Cabrera. Apenas
investigaciones cristianas y universitarias asiladas.
El Instituto Lingüístico más conocido
en Guayana es el Instituto Lingüístico de Verano que ha tenido avanzadas de
investigación en algunos puntos étnicos de Guayana. Se trata de una organización norteamericana
sin ánimo de lucro que recopilar y
difunde documentación sobre las lenguas menos conocidas, pero con un propósito
puramente religioso: traducir la Biblia a dichas lenguas. Esta institución mantiene la base de datos
Ethnologue, y se centra principalmente en las lenguas no escritas.
En América Latina, se ha acusado a este instituto de ser cómplice de las
compañías petroleras, al ayudar a éstas a que los indígenas abandonaran sus
tierras y que estos se las entregaran a las citadas compañías. En 1980 fueron
expulsados de Ecuador, Brasil, México, Panamá, y restringidos en Colombia y Perú
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