En
la noche del 3 de diciembre de 1968,
cundo en el gremio médico se escrutaban los votos para elegir nueva directiva,
el doctor Óscar Contreras anunció la buena nueva: el Jurado que calificó los trabajos presentados para la opción al Premio Nacional de Pediatría “Pastor Oropeza” favoreció al doctor Elías
Inaty por su “Manual de Semiología
Pediátrica”.
Este premio instituido por SAS el 22 de
junio de 1964, se convirtió en uno de
los galardones sobresalientes de esta
especialidad por el crédito de quienes lo han ganado como Hernández Méndez
Castellano y consiste en medalla de oro, diploma y aporte metálico.
El doctor Elías Inaty nació en Cartagena de Indias, el 20 de julio de 1919. De allá lo trajo su padre y en la Angostura
del Orinoco se quedó hasta su física extinción. Aquí estudió, se hizo
preuniversitario y alcanzó el título de Pediatra en la Facultad de Medicina de
la Universidad Central de Venezuela.
Ejerció la medicina privada, la medicina pública y la
docencia en la Escuela de Medicina de la UDO, en la que fundó la cátedra de
Pediatría en 1964 y de donde salió Semiología Pediátrica, Premio
Nacional.
Como pediatra, el doctor Elías Inaty salvó muchas vidas, y
en calidad de docente, contribuyó a formar médicos a lo largo de dos
decenios. Pionero junto con la doctora
Carmen Luisa Arocha de Piñango, de la Fototerapia en Venezuela y también
iniciador de la presencia permanente de la madre al lado de su hijo enfermo en
el Hospital Universitario Ruiz y Páez, partiendo del principio social de que el
niño cuando está enfermo es cuando más necesita de la madre. Hasta entonces el niño hospitalizado sólo
recibía el calor de su madre tres veces por semana.
Sin necesidad de militar en partido, desempeñó cargos
político-administrativos como el de miembro del Directorio de la Corporación
Venezolana de Guayana y Presidente, en ejercicio de la representación popular,
del Concejo Municipal de Heres.
Fue durante varios años Presidente de la Asociación de
Escritores de Venezuela, Seccional Ciudad Bolívar, y miembro del Consejo
Superior de la Fundación del Museo de Arte Moderno “Jesús Soto”, cargos que
denotan su constante preocupación por la cultura bolivarense, particularmente
por las letras. a las que le ha dedicado su libro “Las Cenizas del día” con
raíces en el surrealismo de André Breton que en Ciudad Bolívar tenía novedosos
seguidores como el propio Inaty, Alarico Gómez, Jean Aristeguieta, Arquímides
Brito y José Ramón del Valle Laveaux, integrantes del grupo literario
“Aureoguayanos” opuesto a la poesía tradicionalista y contra el cual se
enfilaron entonces unos cuantos arcabuces.
Después de “Cenizas del día”
Inaty ha publicado “Tiempo Recio” y “Rumor de la Memoria”, todos
poemarios. Incursionó en la narrativa
vivencial con el libro “Remembranzas” que recorre veinte años de infancia y
adolescencia entre las crecidas y estiajes de una ciudad que siempre ha vivido
frente al río.
Con prólogos de Manuel Alfredo Rodríguez y Américo
Fernández, carátula de Soto y diseño de Quety Chacón, este libro fue bautizado
en Caracas el mismo día de su cumpleaños y seguidamente en la Casa de la Poesía
de Ciudad Bolívar, sede la Asociación de Escritores, de la que fue Presidente.
Sus hijos Elías Nadim (ingeniero), Luís Alberto
(administrador), Eduardo José (psicólogo), Omar Antonio (médico) y Solange
(psicopedagoga), le hicieron este homenaje e invitaron a los poetas Luis
Pastori y Velia Bosch para que lo bautizaran con champaña. En Ciudad Bolívar fue bautizado con
agua del Orinoco, el río que lo vio crecer hasta una edad que rebasó la
perspectiva de vida del venezolano. (AF)
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