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martes, 28 de mayo de 2013
Leoni murió el día de la Independencia
A la edad de 67 años dejó de existir en un hospital de Nueva York tras hemorragia interna, el doctor Raúl Leoni Otero, Presidente de la República durante el período constitucional 1963-1968.
Sus restos fueron trasladados a Venezuela al siguiente día, y justo a las cuatro y treinta de la tarde cuando eran recibidos en Maiquetía, se desató una tempestad eléctrica sobre Ciudad Bolívar que impactó a la Torre de la Catedral sacando de cuajo los cuatro relojes gigantes.
Coincidencia sobrenatural. La tempestad no solo la había sentido Leoni bramar cuando era niño y correteaba entre el ganado y las bestias de Puedpa, sino azotando y revestida de otras formas en el diario acontecer de la política venezolana. La Rotunda vapuleó su juventud a los 16 años cuando siendo estudiante del Liceo Caracas dirigido por el Maestro Rómulo Gallegos, se sumó a una manifestación de solidaridad con los tranviarios en huelga en pleno tiempo gomecista. Lo mismo le ocurrió en el Castillo Libertador a raíz de la Semana del Estudiante cuando cursaba tercer año de Derecho y era Presidente de la Federación.
Capeando el temporal de la persecución después de su libertad, se embarcó de polizón hacía Colombia donde su padre Clemente Leoni tenía una frutería. Faltaban más tempestades que sortear. Derrocado Gallegos en noviembre de 1948 y siendo ministro fue a parar durante ocho meses a la Cárcel Modelo de Caracas.
El desterrado retornó definitivamente de 1958 después del tenebroso tiempo perezjimenista, y luego del triunfo de Rómulo Betancourt, se erigió en la majestad del Congreso. La Constitución democrática salió fresquita de sus manos el 23 de enero de 1961, pero por sí sola no fue suficiente la novedosa ley madre para frenar otra tormenta sediciosa amenazante desde la banda izquierda, fue preciso emplear otro medio además de la propia ley y la palabra.
Luego dejará la presidencia del Parlamento para aspirar al gran solio magistral. El 7 de julio de 1963, la Convención Nacional de su partido lo postuló con acierto candidato a la presidencia de la República. El 7 de julio de 1972, justo cuando se cumplía nueve años de tan memorable acontecimiento, esos mismos compañeros de partido de Convención lo velaban Capilla Ardiente en el Congreso, la tormenta había cesado como los relojes antiguos de la Catedral y también el noble corazón del hombre que ahora quedaba sereno ante las furias desenfrenadas.
Seis meses y diecisiete días después lo seguiría su esposa Carmen América Fernández (doña Menca). El 8 de julio día del sepelio, desde el Capitolio al Cementerio, ella, impotente y sin fuerzas, enervada por su enfermedad y a la misma hora de la tempestad que sacudido los relojes de la Catedral de Ciudad Bolívar, lo había visto pasar desde la terraza de su residencia y agitando un pañuelo blanco en señal de despedida.
Cuántos temas vinculados a la vida y trayectoria política del guayanés salieron a relucir entonces. Se recordaba diciembre de 1968 cuando se realizaron las elecciones presidenciales, en las cuales Gonzalo Barrios perdió por apenas 28 mil votos de diferencia. Ante intrigas que sugerían la posibilidad de que AD realizara un fraude electoral, el presidente Leoni sostuvo que entregaría el poder así la diferencia “sea de un solo voto”. El vencedor en esos comicios fue el doctor Rafael Caldera. Después de su mandato, Raúl Leoni se alejó de la política. El 5 de julio de 1972 murió a los 67 años de edad en Nueva York. Sus restos fueron repatriados. El Gobierno decretó duelo por tres días, y le fueron rendidos todos los honores.
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