El jueves 20 de noviembre de 1957, el general de brigada Marcos Pérez
Jiménez, en calidad de Presidente de la República llegó al atracadero
fluvial de Ciudad Bolívar y lo hizo singularmente conduciendo un carro
deportivo con el cual prácticamente estrenó el asfalto de la carretera
Caracas-Soledad.
En el puerto del Ferry Boat próximo a la laja de la Sapoara, el
general Pérez Jiménez fue recibido por una abigarrada multitud de
citadinos a la cabeza de la cual complació, entre vítores y halagos,
caminando hasta el Paseo Falcón a la altura del Gran Hotel Bolívar.
Por la tarde el presidente Pérez Jiménez, en compañía del gobernador
Eudoro Sánchez Lanz, Ministros de su despacho y representantes de
instituciones bolivarenses, inauguró un moderno edificio sede del
Hospital Ruiz y Páez, con capacidad para 300 camas, en una extensión de
16 hectáreas dispuestas por la municipalidad para un gran centro médico
asistencial. En el mismo terreno formando todo un complejo la democracia
construiría después el Hospital del Tórax y el Hospital Psiquiátrico.
La inversión fue de 23 millones de bolívares, con características
funcionales semejantes a la del Hospital de Valera en el estado
Trujillo. El edificio para la Unidad Sanitaria, obra que resalta en el
plano de las realizaciones sanitario-asistenciales, representó una
inversión superior a los 3 millones de bolívares, dotado de una compleja
red de servicios adecuadamente distribuidos en sus cuatro pisos.
Finalmente el mandatario inauguró las instalaciones administrativas
de la zona 10 del Ministerio de Agricultura y Cría, y dentro de la misma
área fue construido posteriormente el parque de Ferias Agropecuarias y
una manga de coleo.
Por la noche, en la residencia del gobernador, hubo una recepción
festiva en la que el general Pérez Jiménez recibió expresivas
manifestaciones de adhesión y don Natalio Valery, a nombre de la Cámara
de Comercio, le obsequió un pisa papel de oro cochano engastado en una
pieza de hierro, mientras el presidente de la Unión Sindical
Independiente, Enrique Figuera, hacía lo igual con un abridor de cartas,
también de oro. El Presidente regresó al día siguiente a Caracas
conduciendo su automóvil deportivo.
El Presidente sentía pasión por los carros deportivos lo mismo que
por las moto. En La Orchila, donde periódicamente iba a descansar o
divertirse, tenía varias que utilizaba para recorrer la isla, que es una
base militar cerca de la costa de Venezuela, al norte de Caracas.
Cuenta con numerosas playas, entre ellas una de arena rosada.
En ese tiempo era prácticamente un retiro presidencial, y el complejo
residencial reservado a los militares se compone principalmente de
casas elevadas hechas de troncos de madera. Existe también una estupenda
cancha de bolas criollas, donde el “Gordito de Michelena” como era
llamado entonces por sus opositores, jugaba con ministros y oficiales y
con las invitadas chicas de ocasión. Todas las instalaciones están
conectadas por las vías, en su mayoría sin pavimentar, pero suaves y
limpias.
Quien no pudo darse el gusto de saludar al Presidente fue Leticia,
que residía en una humilde casa del Puerto de las Chalanas. Leticia,
popularmente conocida como la “Loca Leticia”, según decir de la gente,
había quedado enajenada desde el día en que el novio la dejó plantada no
sabemos si en el altar o en la misma casa. Lo cierto es que Leticia era
programable para ciertas y sorpresivas intervenciones y eso ocurrió:
Tenía que gritar “Abajo Pérez Jiménez” al desembarcar “Mi General”
conduciendo su carro deportivo, pero la Seguridad Nacional la detectó a
tiempo y la Loca Leticia fue sacada en vilo del lugar de la recepción.
De Juvenal León. - Américo Fernández, reciba mis cordiales saludos. El General Marcos
Pérez Jiménez cuando realizó su gira al Estado Bolívar, desembarcó en el Puerto
de Guanta, Estado Anzoátegui, al volante del Bólido de Plata, un Mercedes Benz
de Plata. Al parecer regresó a Caracas vía aérea, pues la proximidad de
plebiscito requería su presencia en la capital de la República. Los integrantes
de la comitiva presidencial lo hicieron por tierra, y cuando pasaron Anaco, son
víctimas de una emboscada donde casi pierden la vida. Se trataba de un intento
de asesinar al Presidente, y como los agresores tenían la creencia que él iba
entre la caravana sin pensarlo dos veces dispararon contra los vehículo que
presidían el desfile de automóvil. Los heridos fueron atendidos en la
Medicatura Rural de San Mateo, mientras los agentes de la Seguridad Nacional
perseguían a los responsables de la acción criminal. Juvenal León Rodríguez,
Cronista del Municipio Libertad, san Mateo, Estado Anzoátegui.
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