Su estado de caos y deterioro era tal que el Gobierno Nacional, a través del Ministerio de Relaciones Interiores, mostró interés por su recuperación y conservación. Al efecto, envió al experto Ricardo Pardo para que levantase un informe con las recomendaciones consiguientes y procediera a su clasificación y catalogación a fin de obtener copias microfilmadas, particularmente lo referente a la Guayana Esequiba que en ese momento estaba siendo reclamada ante Inglaterra.
El doctor Ricardo Pardo, miembro además de la Sociedad Bolivariana, cumplió su cometido de organizar, clasificar y catalogar el Archivo y el 18 de septiembre de 1965 declaró haber hallado valiosos documentos relativos al problema de la Guayana Esequiba. Entre los expedientes comprendidos entre 1850 y 1859, encontró numerosos legajos intitulados Límites de la Guayana Inglesa y otros títulos más velados, como por ejemplo Apostadero del Cangrejo para proteger al territorio nacional de potencias extranjeras.
Contrario a lo que entonces se especuló, los documentos originales en ningún momento fueron retirados, el doctor Pardo aclaró que el interés del Gobierno nacional estaba dirigido a clasificarlos y conservarlos en forma científica de suerte que no sufran deterioro. La ciencia moderna ha descubierto procedimientos para restaurar documentos desvaídos a fin de que puedan leerse y fotografiarse con claridad aun cuando hayan de sufrir deterioros aparentemente irreversibles.
Los documentos microfilmados fueron enviados a los Ministerios de Relaciones Interiores, Exteriores, Justicia y Sociedad Bolivariana. Afortunadamente no ocurrió lo mismo cuando estuvo aquí el coronel Julio Monagas y se llevó los expedientes comprendidos entre 1817 y 1820, que según tenemos entendido forman 14 tomos integrados en una sección del Archivo General de la Nación.
Lo cierto es que la presencia, denuncia y trabajo de Ricardo Pardo, motivó a la Asamblea Legislativa del estado, bajo la presidencia del doctor Edgar Vallee para que decretara al Instituto para el Rescate y Conservación del Patrimonio Histórico y Desarrollo Cultural del Estado Bolívar (Ircopahidec), el cual se instaló el 15 de febrero de 1975 e inició sus actividades en marzo del mismo año bajo la presidencia del doctor José Eugenio Sánchez Negrón.
Sánchez Negrón se fijó cuatro finalidades inmediatas: La difusión de la Historia de Guayana, la creación de una Galería de ciudadanos ilustres, un Panteón de próceres civiles y militares, un Fondo Editorial y la restauración y conservación de los expedientes que forman el Archivo Histórico de Guayana.
La labor del poeta Sánchez Negrón finalizó con su muerte ocurrida el 19 de agosto de 1989 y en su lugar fue nombrada la profesora Lourdes Maestracci, quien renunció tras un conflicto con Benito Iradi, director de cultura del Gobierno de Andrés Velásquez.
El doctor Eliécer Calzadilla, Secretario General de Gobierno, convenció a Américo Fernández, para que aceptase la presidencia del Ircopahidec en vista de que Horacio Cabrera Sifontes se resistía a aceptarla.
La creación del Consejo Nacional de la Cultura (Conac) en 1974, reforzado luego con leyes en las cuales se incluye la Protección y Defensa del Patrimonio Cultural, llevó a liquidar el Ircopahidec, a favor de un proyecto de ley ante la Asamblea Legislativa que crea el Archivo Histórico de Guayana sancionado el 19 de noviembre de 1993, promulgado por el gobernador Andrés Velásquez. La Ley está vigente, pero los gobernadores sucesivos no la han puesto en práctica. Ha resultado más barato adscribir el Archivo a la red de la Biblioteca Nacional.(AF)
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