El 23 de julio de 1963, el Gobierno nacional constituyó formalmente la empresa CVG-Electrificación del Caroní (Edelca) que inició sus operaciones con un capital de 514 millones de bolívares.
Edelca fue creada y registrada primero que la Siderúrgica del Orinoco y es el resultado de estudios técnicos que se venían realizando en la cuenca del Río Caroní desde comienzos del siglo veinte por parte de sector privado y finalmente por la Comisión de Estudios para la electrificación del Caroní, dependiente del Ministerio de Fomento.
Estudio técnico determinante fue el de la empresa de ingenieros consultores “Burns & Roe” instalada en Guayana con ese fin, que aconsejó a la Corporación Venezolana de Fomento, empeñada en realizar un programa de electrificación a escala nacional, la conveniencia de aprovechar los impresionantes saltos del Caroní, a través de una central hidroeléctrica.
A un año de haber la “Burns & Roe” abandonado su campamento Caroní (1955) se definió el primer anteproyecto de construcción de la central hidroeléctrica. Se escogió un paraje de impresionante belleza que le servía de marco al Salto Macagua y al año siguiente se inició la construcción de la obra. La primera de sus seis unidades con capacidad total de 360 kw, entró en operaciones en 1959 y la última en 1961. Para entonces (dic. 1960) ya había sido creada por decreto presidencial la CVG, corporación a la cual fueron traspasados los patrimonios y funciones correspondientes a la Comisión de Estudios para la Electrificación del Caroní, dependiente del Ministerio de Fomento.
Dada la envergadura del proyecto de explotación y desarrollo del potencial hidroeléctrico del Caroní, la CVG, asumiendo la totalidad de las acciones, creó la empresa Electrificación del Caroní para proseguir con el programa de aprovechamiento de la fuerza potencial del río y la administración del sistema eléctrico regional.
El río Caroní es el segundo más importante de Venezuela, segundo de mayor caudal y unos de los de mayor longitud. Alcanza 952 km desde Tepuy Kukenan hasta su confluencia con el Orinoco.
Sobre el potencial hidroeléctrico de este río se venía hablando desde finales del siglo diecinueve. El Cojo Ilustrado en su edición del primero de enero de 1882, comentó una información procedente de Paris, según la cual serian aprovechadas las aguas del Sena como fuentes de energías eléctricas y pedía el comentarista: “Que sea pronto esta verdad práctica, una verdad científica; lo que sea para París el Sena, lo es para Caracas el Guaire” y así vino a realizarse este vaticinio abriendo de paso la interrogante para otras regiones de ríos más portentosos como Guayana que con el sólo Caroní plenamente desarrollado podría alumbrar a toda Venezuela y hasta más allá de sus fronteras.
Cuando por primera vez se habló de instalar turbinas en los saltos del Caroní fue en tiempo de Cipriano Castro, exactamente en 1904, año en que una deuda de 20 millones de bolívares presagiada tormenta para el país.
Las tormentas eléctricas, con algunas excepciones (Maracaibo, Valencia, Puerto Cabello, Caracas y Cuidad Bolívar, entre ellas) eran la única forma de electricidad conocida para muchos pueblos de la Venezuela adentro al iniciarse el siglo XX no obstante haber sido denominado el anterior como el “Siglo de la Electricidad”. Ciudad Bolívar conoció la electricidad en 1911 bajo la administración del Presidente del estado, Arístides Tellería, después de Caracas que la conoció desde 1883 cuando el señor Carlos G. Palacios instaló en las inmediaciones del mercado de San Pablo (Plaza Miranda) una pequeña planta movida por un motor de vapor para iluminar al Teatro Guzmán Blanco (Municipal) y la calle Comercio. (AF)
Edelca fue creada y registrada primero que la Siderúrgica del Orinoco y es el resultado de estudios técnicos que se venían realizando en la cuenca del Río Caroní desde comienzos del siglo veinte por parte de sector privado y finalmente por la Comisión de Estudios para la electrificación del Caroní, dependiente del Ministerio de Fomento.
Estudio técnico determinante fue el de la empresa de ingenieros consultores “Burns & Roe” instalada en Guayana con ese fin, que aconsejó a la Corporación Venezolana de Fomento, empeñada en realizar un programa de electrificación a escala nacional, la conveniencia de aprovechar los impresionantes saltos del Caroní, a través de una central hidroeléctrica.
A un año de haber la “Burns & Roe” abandonado su campamento Caroní (1955) se definió el primer anteproyecto de construcción de la central hidroeléctrica. Se escogió un paraje de impresionante belleza que le servía de marco al Salto Macagua y al año siguiente se inició la construcción de la obra. La primera de sus seis unidades con capacidad total de 360 kw, entró en operaciones en 1959 y la última en 1961. Para entonces (dic. 1960) ya había sido creada por decreto presidencial la CVG, corporación a la cual fueron traspasados los patrimonios y funciones correspondientes a la Comisión de Estudios para la Electrificación del Caroní, dependiente del Ministerio de Fomento.
Dada la envergadura del proyecto de explotación y desarrollo del potencial hidroeléctrico del Caroní, la CVG, asumiendo la totalidad de las acciones, creó la empresa Electrificación del Caroní para proseguir con el programa de aprovechamiento de la fuerza potencial del río y la administración del sistema eléctrico regional.
El río Caroní es el segundo más importante de Venezuela, segundo de mayor caudal y unos de los de mayor longitud. Alcanza 952 km desde Tepuy Kukenan hasta su confluencia con el Orinoco.
Sobre el potencial hidroeléctrico de este río se venía hablando desde finales del siglo diecinueve. El Cojo Ilustrado en su edición del primero de enero de 1882, comentó una información procedente de Paris, según la cual serian aprovechadas las aguas del Sena como fuentes de energías eléctricas y pedía el comentarista: “Que sea pronto esta verdad práctica, una verdad científica; lo que sea para París el Sena, lo es para Caracas el Guaire” y así vino a realizarse este vaticinio abriendo de paso la interrogante para otras regiones de ríos más portentosos como Guayana que con el sólo Caroní plenamente desarrollado podría alumbrar a toda Venezuela y hasta más allá de sus fronteras.
Cuando por primera vez se habló de instalar turbinas en los saltos del Caroní fue en tiempo de Cipriano Castro, exactamente en 1904, año en que una deuda de 20 millones de bolívares presagiada tormenta para el país.
Las tormentas eléctricas, con algunas excepciones (Maracaibo, Valencia, Puerto Cabello, Caracas y Cuidad Bolívar, entre ellas) eran la única forma de electricidad conocida para muchos pueblos de la Venezuela adentro al iniciarse el siglo XX no obstante haber sido denominado el anterior como el “Siglo de la Electricidad”. Ciudad Bolívar conoció la electricidad en 1911 bajo la administración del Presidente del estado, Arístides Tellería, después de Caracas que la conoció desde 1883 cuando el señor Carlos G. Palacios instaló en las inmediaciones del mercado de San Pablo (Plaza Miranda) una pequeña planta movida por un motor de vapor para iluminar al Teatro Guzmán Blanco (Municipal) y la calle Comercio. (AF)
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