Mario Briceño Iragorry, quien falleció en Caracas el 6 de junio de 1958, fue Gobernador del Estado Bolivar y sus restos reposan en el Panteón Nacional. .El 22 de noviembre de 1943 la prensa nacional dio a conocer que el historiador, escritor, diplomático y político, Mario Briceño Iragorri, natural de Trujillo, fue designado Presidente del estado Bolívar en sustitución de su paisano doctor José Nicomedes Rivas, quien pasó a desempeñar la cartera de Relaciones Interiores por decisión de Isaías Medina Angarita, electo presidente por el Congreso Nacional.
Cinco días después, 27 de noviembre, llegó el escritor a Ciudad Bolívar en un avión de Aeropostal para tomar posesión, acompañado de su esposa Josefina Picón Gabaldón y de sus hijos.
“Siento sobre mí la responsabilidad de administrar los intereses de una feraz tierra, cuyos problemas son tan grandes como grandes sus recursos inexplorados”. Fueron sus primeras palabras al pueblo de Guayana.
El primer acto importante de su gobierno fue crear por decreto la Sociedad Económica de Amigos de Guayana, con el fin de promover y estimular el estudio de las cuestiones referenciales a la agricultura, cría, minería, arte, industria y comercio. Para su funcionamiento dictó un reglamento y se instaló bajo la dirección de un consejo directivo presidido por Natalio Valery Agostini. Al acto de instalación asistió como invitada especial, Lucila Palacios, quien vino acompañada de su esposo Carlos Arocha Rodríguez.
La Escuela Graduada Francisco Antonio Zea ofreció en la ocasión una velada literaria como marco de la inauguración de la Biblioteca Lucila Palacios, con seccionales en los municipios.
La autora de Tres Palabras y una Mujer fue objeto de emotivos homenajes y el Ateneo Guayanés, presidido por Francia Natera, organizó una tenida para recibirla como miembro al igual que a María Blanca Iragorri, Josefina Picón, Gilberto Antolinez y su esposa la poeta Palmenes Yarza. También Lucila Palacios recibió homenaje de la Estudiantina del Liceo Peñalver, la Sociedad de Artesanos y de Silva Jiménez, Agosto Méndez, Andrés Brito, P. J. Lanz y Matías Carrasco, quienes le escribieron poemas.
Mario Briceño Iragori decretó posteriormente la creación de la dirección de Obras Públicas y dispuso de las reservas del tesoro Bs. 630.291,00 para atender como contribución del gobierno al financiamiento de las obras de defensa de la ciudad, cuyo estudio estaba a cargo de la C.A. Riego por cuenta del Ministerio de Obras Públicas. Asimismo trató de buscarle salida a los damnificados del Orinoco, casi todas las calles Zea, Bolívar, Roscio, Urica, Anzoátegui, San José, Maturín, Zaraza, Santa Rita, Delicias, San Félix, Los Corrales, Merecure y Mango Asao.
El l7 de diciembre de ese año 1943, aniversario de la muerte del Libertador, los bolivarenses, como de costumbre y siguiendo una tradición, vestían de negro, entre ellos, una dama amiga de Mario Briceño Iragorri, a quien le escribió en tal sentido: “No haga Usted eso de vestir negros ropajes en la hora de la apoteosis de Bolívar. Eso estuvo bien que lo hicieran Doña María Antonia y sus deudos. Para nosotros, Bolívar no está en la lista de “los fieles difuntos”. Bolívar no es difunto. El está vivo y si muchos lo miran como muerto, debemos luchar tenazmente contra tal idea”.
En enero de 1944, la Asamblea Legislativa sancionó la Ley Orgánica del Poder Municipal que devolvía a los cuerpos edilicios toda su tradicional autonomía. Asimismo la Asamblea aprobó la idea de regalarle una casa al médico, escritor y poeta de 72 años, J.M. Agosto Méndez, a través de suscripción popular, con motivo de sus bodas de oro profesionales. Se constituyó una Junta Pro-Hogar presidida por Monseñor Dámaso Cardozo y el Ejecutivo colaboró con 5 mil bolívares. Pero este extraordinario hombre humanitario, quien falleció antes de que tal idea se hiciera realidad. (AF)
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