Andrés Bello fue, además, el primer redactor de la Gaceta de Caracas, autor del Código Civil de Chile, de la primera Ortología americana, de la Biblioteca y el Repertorio Americano, traductor de Sófocles, Eurípides, Virgilio y Homero.
La Asociación de Escritores, concebida para trabajar, como dicen sus estatutos, por el más amplio desarrollo de la cultura, en particular de las letras, por la elevación de las condiciones sociales y económicas del escritor y por la defensa de sus derechos y de las libertades públicas, celebra desde 1935 cuando fue fundada, la fecha del nacimiento de Andrés Bello como si fuese la fecha del nacimiento del auténtico escritor venezolano.
Podríamos decir entonces, que con Bello nace en Venezuela esa pasión por escribir en el sentido más enaltecedor de la investigación y creación literaria. Correspondió al antropólogo Miguel Acosta Saignes ser el primer presidente de la Asociación de Escritores de Venezuela seguido por notabilidades como Arturo Uslar Pietri, Días Sánchez, Luis Pastori, Pascual Vanegas Filardo, Rómulo Gallegos, José Ramón Medina, Caupolicán Ovalles y otros que sería largo enumerar, pero que le dieron a la Asociación cuerpo y solidez gremial que conforman 24 seccionales en todo el país.
Entres esas seccionales está la de Ciudad Bolívar fundada en 1967 por iniciativa, entre otros, de José Sánchez Negrón, Mimina Rodríguez Lezama, Elías Inaty y Mercedes Quiroga, pero como institución civil sin fines de lucro, con personería jurídica y patrimonio propio, no fue registrada sino el 16 de mayo de 1990, por gestión de la junta directiva electa en 1989 y ratificada el miércoles 7 de noviembre de 1990.
Es realmente cuando la Seccional bolivarense toma cuerpo e impulso, y logra un subsidio del Conac de 250 mil bolívares los cuales se multiplicaron con la actividad gremial hasta formar un fondo editorial que le permitió publicar los libros “Rumor de la memoria”, de Elías Inaty; “Ventana al Sol”, de Iris Aristiguieta; “La Selva, protagonista de la novela Canaima”, de Diógenes Troncone; “Este silencio siempre”, de Teresa Coraspe y “Héroes y espantapájaros” de Mimina Rodríguez Lezama. De igual manera, la revista “Las Palabras”, de la cual circularon tres números, sustituida en 1992 por la revista “Urinoko” en un formato y mejoró la calidad, gracias a la colaboración de la periodista Albor Rodríguez y del diseñador Iván Castillo.
Esta junta directiva, ratificada para un segundo período, la conformaban el doctor Elías Inaty, en calidad de presidente; Américo Fernández, secretario general; Mercedes Quiroga, secretaria de finanzas; Iris Aristeguieta, secretaria de actas y Reinaldo González, secretario de cultura. Vocales: Guillermina (Mimina) Rodríguez Lezama y Diógenes Troncones Sánchez. Tribunal disciplinario: Horario Cabrera Sifontes, Teresa Coraspe y Abraham Sallum.
La AEV, seccional, tuvo el privilegio de ser anfitriona de la Primera Convención Nacional de Seccionales, realizada en Ciudad Bolívar los días 18, 19 y 20 de agosto de 1973, siendo presidente el poeta José Sánchez Negrón y a la cual asistieron delegados de 15 seccionales, para debatir como materia principal lo que entonces era preocupación de los intelectuales venezolanos: la Ley sobre Derecho de Autor que databa del mes de noviembre de 1962, en sustitución de la Ley de Propiedad Intelectual del 13 de junio de 1928.(AF)
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